Sambas y bossa


Sambas y bossa

Por Nicolás MelandriEn 1966 apareció Os afro-sambas de Baden Powell de Aquino y Vinicius de Moraes un CD, mejor dicho long play –perdón, un desliz contextual- cuyo contenido representa de manera fiel a su nombre. En 32 minutos el dúo regala melodías que satisfarán tanto al oído principiante como al experto.El sonido de este álbum por momentos se torna intimista, por otros nos invita a una ligera reflección, nos endulza o simplemente nos hipnotiza. Son solamente ocho canciones que pueden parecer poco y tal vez así sea, especialmente para la eterna gula del melómano que nunca quedará complacida. De todas formas, bastan para empaparnos de la mística de Bahía y de Río de Janeiro de aquella época con la cantidad justa de sonidos afro como para querer seguir explorando esa veta musical. Si bien fusionar los ritmos de la música africana con la Bossa brasileña en principio no representa una empresa ambiciosa dado el parentesco entre estas músicas, este disco bien puede ser tomado como punto de comparación para futuros discos de similar objetivo. No es un álbum de laboratorio, es decir, no transmite en sus canciones una sensación de haber sido creado para el análisis académico, sino que por el contrario, contagia naturalidad.El recorrido comienza con Canto de Ossanha. “Me parece que alcanza Baden Powell la intensidad más grande de su carrera de autor. Es, efectivamente, una samba que hace reflexionar, y es tal vez revolucionaria por su contexto. Una samba positiva, que no duda en tratar los problemas del amor y la vida”, así describió Vinicius a esta canción poco tiempo después de la edición del long play. Por respeto y profunda admiración, entiendo que no debería agregarse más. No obstante es importante recordar que la carrera de Powell continuó y con el tiempo se transformó en uno de los mejores guitarristas de Brasil.Canto de Xangô es la segunda canción del álbum y es la encargada de empalagar un poco el oído, algo que de vez en cuando viene bien. Son sutiles las diferencias que la separan de una samba pura, pero mantiene esa rítmica que invita y sacudir la cadera cuando nadie nos mira. Este tema es la prueba principal de que la calidad de este álbum es producto de una trinidad entre el genio compositor que es Vinicius, el esplendor de la guitarra de Baden y los cantos del Quarteto Em Cy.La samba Tempo de amor comparte origen con una de las joyas preferidas de la reina Bossa Nova. Fue compuesta por Baden en el bar Montenegro, llamado también Veloso, ubicado en Ipanema, Río de Janeiro, en el que Vinicius y Antonio Carlos Jobim vieron pasar aquella chica llena de gracia que quedaría inmortalizada en Garota de Ipanema.La última pieza musical es Lamento de Exu, que según Vinicius significa el Diablo pero para la religión umbanda es “aquél que está en todas partes” y está representado por los elementos, podría perfectamente ser la música de fondo de una película del héroe mitológico griego Ulises. Para quienes no estén familiarizados con sus historias, mientras intenta regresar a Ítaca, su hogar, él y su tripulación atraviesan la isla de las Sirenas que con sus cantos hipnotizaban a los navegantes y los hacían chocar contra las rocas. Para evitar el fatal destino, Ulises ordena a sus marinos que se tapen los oídos con cera y lo aten al mástil y no lo suelten hasta que hayan atravesado la isla.La melodía en cuestión comienza con unos gentiles acordes de guitarra seguidos de una percusión que hace de prólogo al canto de la sirena. Son dos minutos y 17 segundos que reconstruyen una infinidad de espacios y sensaciones a cambio de nuestra total entrega. Somos seducidos por este canto de sirena que nos promete todo lo que queremos pero que finalmente nos traiciona y nos mata. Trasladado a la canción, la muerte es el final, claro. De lo contrario, esta nota encajaría mejor en una sección de Policiales.Vinicius murió en 1980 y Powell en 2000. Durante sus vidas incursionaron en varios aspectos de la cultura. El primero supo ser diplomático, escritor y crítico de cine. Powell tiene el mérito de haber establecido las fronteras entre la Bossa Nova, el Jazz de Brasil y la Música Popular Brasileña, y también de haberlas fundido y derribado. Son dos músicos esenciales en la historia de la música universal