Nelson Mandela: una vida en pos de la igualdad


Nelson Mandela: una vida en pos de la igualdad

Ya lejos de los flashes que pusieron al país en el centro de la opinión publica, la vida en Sudáfrica continúa y con ella el desafío de hacer más justa una sociedad que aún hace diferencias raciales. El ejemplo de Nelson Mandela, a sus 92 años recién cumplidos, es clave para este camino que todavía no ha concluido.Durante el mes que duró el campeonato mundial de fútbol, Sudáfrica fue sin dudas el centro de la escena mediática nacional y mundial. En esos 30 días, donde la pelota no siempre es suficiente para llenar grillas de programación de 24 horas, los periodistas se ven obligados a utilizar notas de color, que en el caso sudafricano se traducían en safaris, restaurantes con cocodrilos en sus menúes o la consabida visita a la cárcel de Robben Island, frente a las costas de Ciudad del Cabo, lugar donde permaneció Nelson Mandela durante 18 de los 27 años que duró su encierro. Los periodistas, con su mejor cara de circunstancia, narraban las penurias de este hombre que debió soportar casi dos décadas confinado en una celda en la que apenas entra una persona.Sin embargo, el ejemplo de Mandela es mucho más importante que el de un hombre que debió soportar la persecución y cárcel injustas, por el solo motivo de oponerse a un régimen racista. El compromiso político de Madiba, apodo con el que es llamado en su país y que es un título honorífico entregado por los ancianos de su clan, viene de mucho antes de su encierro y su vida es un ejemplo perfecto que ilustra la historia reciente de Sudáfrica y las razones del apartheid.Referente del Congreso Nacional Africano (ANC), partido en el que militó desde su juventud, Mandela, junto a otras figuras importantes de la resistencia al régimen blanco en Sudáfrica, debió soportar la represión, persecución y cárcel. Tras terminar sus estudios secundarios partió a la ciudad de Alice donde se produjo su encuentro con quien sería su amigo y compañero de lucha: Oliver Tambo.Allí, en la Fort Hare University, institución reservada a estudiantes no blancos, se recibió como abogado, tomó contacto con el ANC y en especial con un activista perteneciente al mismo partido, Walter Sisulu, con quien mantuvo una estrecha colaboración.Con el comienzo formal de la política de segregación racial que llevó a cabo la minoría afrikaneer (descendientes de holandeses que se establecieron en Sudáfrica hacia el siglo XVII), las políticas de lucha del partido al que pertenecía Mandela se endurecieron, lo que le valió la persecución que lo llevó a la cárcel en 1963.Sus años de confinamiento en condiciones inimaginables para cualquier ser humano han sido largamente documentados. Su infatigable lucha por la igualdad no disminuyó en la prisión sino, por el contrario, aumentó. La calificación de terrorista que pesaba sobre él era la justificación que encontraba el gobierno para mantenerlo encerrado.Cuando en 1990, tras intensas y largas negociaciones, el presidente Frederik De Klerk anunció la liberación del preso político más célebre del mundo, se pudo apreciar en toda su magnitud la ideología de Mandela. Lejos de llamar a la población negra de Sudáfrica a levantarse contra el opresor, su tarea fue de pacificación y su anhelo el de un país donde la igualdad sea una realidad.Su llegada a la presidencia en 1994, tras las primeras elecciones generales en las que los negros tuvieron acceso libre a votar por primera vez en la historia, estuvo llena de incertidumbre. Los rumores decían que podría desatarse una guerra civil en Sudáfrica. Nada de esto ocurrió y, si bien es importante aclarar y remarcar que las diferencias raciales son muchas y siguen existiendo, los derechos civiles para la mayoritaria población de color ya no son una utopíaEn los últimos años, la figura de Nelson Mandela volvió a cobrar importancia mediática, no sólo por el Mundial de fútbol, sino también por el film de Clint Eastwood, Invictus, que relata los esfuerzos hechos por el líder sudafricano por unir a blancos y negros, usando el Mundial de rugby, que se disputó en ese país en 1995, como motor para tal fin.Estas razones y muchas otras, hacen de este hombre, ovacionado por más de 90 mil personas en su breve paso por el estadio Soccer City de Johannesburgo minutos antes de la final entre España y Holanda, probablemente el ser humano vivo más trascendental e importante del mundo. AutorIgnacio Genisignacio@medioslentos.com