«Marley» Mucho ruido y poco Reggae


 

«Marley» Mucho ruido y poco Reggae marley

Para los blancos, no era blanco y para los negros no era negro.

Este angulo es el que elige Kevin Macdonald (El útimo Rey de Escocia) para comenzar su relato documental…(Leer Más)

 

marley«Marley» Mucho ruido y poco Reggae 

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Marley

Para los blancos, no era blanco y para los negros no era negro.

Este angulo es el que elige Kevin Macdonald (El útimo Rey de Escocia) para comenzar su relato documental sobre la vida del creador del Reggae e icono mundial, Robert Nesta Marley. El comienzo parece entonces auspicioso. Conflicto iniciático, África y amigos de la infancia se suceden en unos primeros minutos. Esta idea, lamentablemente para Marley y todos nosotros, rápidamente va quedando de lado a lo largo del relato.

El relato

Dadas las virtudes musicales de Marley y el boom documental vivido en el mercado cinematográfico durante los últimos 20 años, llamaba la atención que no hubiese habido hasta ahora una película de estas características. «Marley» es un documental desarrollado en un lenguaje fundamentalmente coral que cuenta como expositores de la vida y obra de nuestro protagonista. Sus amigos de la infancia, primos, maestras e inclusive Rita, la mujer con la que compartió la mayoría de su vida adulta se suceden en la pantalla narrando una intimidad que pocas veces contagia alguna empatía y por lo general abunda en detalles redundantes y por momentos contradictorios, incluso con el mensaje del artista Jamaiquino. Este conflicto discursivo no presenta el más mínimo análisis.
La historia se desenvuelve entonces linealmente, sin contradicciones aparentes en la figura del protagonista, intentando relatar no desde los condicionamientos sociales que llevan al desarrollo de estas personalidades. Todo es pasado por alto y se sucede sobre una línea de tiempo.
Aquí esta el primer problema que derivará un vacío existencial carente de un contenidos profundo y se convertirá en una constante durante todo el desarrollo de la historia. «Marley» es una película donde los conflictos son soslayados e ignorados, pecado capital para un buen documental.

Acordes de rebelión

Mas allá de la carencia de conflictos , existe también un déficit de enfoque que hace que todo el relato pierda a fuerza.
En primer lugar está ausente la idea del Marley contemporáneo a un movimiento de liberación negra a nivel mundial. Mientras Marley escribía e interpretaba sus canciones, en EEUU se desarrollaba el proceso conocido como «Black Power».
Malcom X, Los Panteras Negras e incluso Martin Luther King, representaban con sus matices las contradicciones que exponía Jamaica, aunque con un agravante: En el País caribeño, era una minoría blanca la que oprimía (y oprime al día de hoy) a una mayoría negra que vive sumergida en la violencia y la miseria.

Este proceso de lucha desatado por estos años por la comunidad negra con el objeto de recuperar sus derechos civiles, que tiene su eco en Jamaica, resulta completamente ignorado. Para MacDonald esto pasa sólo en Jamaica. El resto del Planeta interviene entonces, sólo como un escenario donde Marley se desplaza. Nunca con una problemática propia.
Esto último condiciona el film ya que no nos permite tener una comprensión de los alcances históricos del problema racial de la comunidad negra y nos reduce todo a la cuestión religiosa del movimiento Rastafari, que se encontraba en pleno apogeo en las décadas del 60″ y 70″.

Las personas que se nos van presentando como testigos directos de la vida de Bob Marley son sólo entes frente a cámara, en un formato clásicamente televisivo. Esto hace que nunca se termine de generar una empatía con los diferentes narradores.
Otro elemento para destacar son las locaciones elegidas para realizar las entrevistas. A excepción de algunos amigos de la infancia, la mayoría de las entrevistas se desarrollan en lujosos aposentos que no tienen nada que ver con Jamaica e incluso generan un contraste desconcertante con los «inserts» de una Jamaica en la miseria. Esto tiene su punto culmine durante toda la entrevista a Rita Marley, donde ella habla con una piscina de marco, mientras se suceden en pantalla imágenes de la Jamaica famélica.

En conclusión

La desconexión entre los protagonistas y su pueblo deriva en una desconexión aun mayor entre el espectador y los protagonistas. Kevin MacDonald pierde en «Marley» no sólo la oportunidad de documentar la vida y obra de un monstruo de nuestra música contemporánea, sino también la de indagar en lo profundo de un movimiento cultural como el Rastafari e incluso sobre el desarrollo cultural y social de la comunidad negra en América. En cambio decide hacer un aporte banal y superficial a la historia de Marley y al género documental.

Matias Mera @MambruLMF