Johnny Cash: el trovador maldito


Johnny Cash: el trovador maldito

Por Nicolás MelandriEs uno de los símbolos de la música country pero también del nacimiento del rock and roll. Sus canciones reflejan las vivencias y creencias de una persona muy espiritual que sólo busca recrear paisajes a través de un hipnotizante sonido.¿Alguna vez escucharon a Johnny Cash estando tristes? No me refiero al Cash que maldice la cárcel de San Quentin, sino al tipo de la guitarra y alma en mano.Johnny Cash (1932-2003) era al menos un gran narrador por no decir poeta, ¿molestará que lo llame así?, que hablaba con sinceridad, simplicidad, de manera directa, pausada y fría en sus baladas. Sí, fría. Si la vida es amarga él no quería ponerle azúcar cuando no correspondía. Oliverio Girondo recomendaba llorarlo todo, pero llorarlo bien. Tal vez en esa sintonía estaba Cash cuando creaba una de sus épicas baladas. ¿Por qué entregarse a una falsa alegría cuando no se la tiene? No es justo transformar una canción en un acto hipócrita por el sólo hecho de que los cuentos de hadas son dulces, melosos, winniepoonescos y esté instalada la creencia de que el arte empujarnos a uno. Al carajo con Blanca Nieves. La vida no siempre es Love me do y Lennon lo entendió bien.En ciertos aspectos, Cash me recuerda a esa imagen del trovador sabio que llega a un pueblo y regala un poco de mundo a los habitantes. Pero el mundo de verdad, el de los contrastes. Ese en el que podés escapar con la persona que amás y casarte sin importar el resto o en el que los malos reciben tratos que harían sonrojar al General Patton. El tipo iba a las cárceles y les daba una hora y media de mundo a los presos. Les hablaba sabiendo su condición de hombre libre, condición legal, espiritualmente no sabemos con certeza, y no les mentía. No era careta, como se dice ahora. “Visto de negro por el pobre y el batido que vive desesperanzado en la parte hambrienta del pueblo. Lo visto por el encarcelado que hace rato pagó por su crimen, pero sigue allí porque es víctima de los tiempos”, cantaba Cash en Man in Black (hombre de negro) y aunque ese no era la totalidad de su público a ellos les cantaba.Escucharlo es sentir un alma sin filtros entregarse en cada palabra sin una actitud de mártir o Mesías. No es tan complicada la cosa, no hace falta complicarla. Una vez entrado en la madurez, el nativo de Arkansas probablemente se haya puesto un objetivo: morir sin tesoros. Entregar cada porción de mundo que el tenía. Como el trovador con el que lo comparábamos.En casi cincuenta años de carrera vendió más de 90 millones de discos y sus canciones más conocidas son Folsom Prison, Cocaine Blues, I Walk the Line, Jackson y Ring of Fire. Pero no son estas canciones las que generaron la pregunta del comienzo de la nota. It Will Be Her del álbum Gone Girl (1978) puede ser un ejemplo del trovador maldito que Cash podía ser a veces. Si se está triste puede ser peligroso escucharlo raspar la guitarra con su voz de barítono porque nos puede hundir en eso que los músicos norteamericanos denominan feelin’ blue (sentirse azul) y nos cueste o no queramos salir. El constante coqueteo entre el bajo y su voz arrastran a quien los escuche a una especie de limbo de tristeza rural. Si tenemos suerte, tal vez lo podamos encontrar a Cash vestido de negro y con la guitarra en sus manos.