Gripe A, Paranoia, Rock y Barbijos


Gripe A, Paranoia, Rock y Barbijos

Por Nicolás MelandriCada vez que una persona pone el noticiero se entera de que hay más infectados, más muertos, más medidas, más rumores, más contradicciones, más desmentidas, más ataques, más, más, mas.Personalmente creo que lo mejor es ir a trabajar, limpiarse las manos cuando sea posible, regresar al hogar, limpiarse las manos y ver canales de deportes, películas o comedias que no hablen de actualidad. Y ahora que está esto de la gripe, creo aún más en este modus vivendi.¿Cómo evitar la paranoia cuando el gobierno y las instituciones privadas actúan en cuotas y fuera de sintonía? ¿Quién debería hacer algo primero: el Estado o el sector privado? Para esta nota es como preguntar si vino primero el huevo o la gallina. En cierto punto, los gobiernos nacional, provinciales y locales deberían actuar de inmediato ante una pandemia, sea o no un invento de la industria farmacéutica o de los medios, lo que sea. Por otra parte, si quienes gobiernan son lentos, debería la ética de las personas hacerles sentir la obligación moral de actuar.Si cada medida es superadora de la anterior, pero solamente en pequeñas dosis, es normal que la gente sienta que el virus de la gripe es un organismo que luce como Jason de Martes 13 y le gusta matar por diversión porque es un guacho jodido.Resulta que la docente jubilada de 70 años prende la tele y se entera que hay que usar barbijo. Se levanta a poner agua en la pava y cuando vuelve ve que algunas instituciones suspenden las clases, cuando el café está listo le cuentan que los muertos no son tantos como dicen. Al otro día, el radio despertador le informa que ningún establecimiento educativo cierra pero que no darán clases. Por eso los noticieros la llenan de recomendaciones acerca de cómo deberán sus hijos tratar a sus nietos. Ahora dicen que cerrarían los teatros: “No era que iban a vender hasta la mitad de la capacidad para que haya más espacio entre los espectadores? ¿eso ya no alcanza? Dios nos libre”, piensa la señora espantada.Por suerte, días atrás miles y miles de personas estuvieron bajo la lluvia, bien húmedos, abrazándose y escupiendo a otras 22 que corrían dentro de un rectángulo de pasto.Estas contradicciones entre accionar y pasividad ayudan a aumentar el caos y la paranoia entre la gente. Tal vez frenar todas las actividades de un país durante días como hizo México no sea lo mejor, o tal vez sí. Pero parece que preferimos equivocarnos y jodernos de a poco. Mientras tanto los adolescentes y jóvenes adultos, como gusta decirse ahora, empiezan a preparar sus planes para el fin de semana ¿Qué hacemos con los recitales, exposiciones, fiestas y demás reuniones multitudinarias? ¿Las frenamos?Claro que sí, pero de a poco para que no se note que estamos al horno.