¿Estamos invitados a tomar el té?


¿Estamos invitados a tomar el té?

Tras dos años de administración de Barack Obama y buscando capitalizar el desencanto de ciertos sectores de la sociedad norteamericana hacia el gobierno demócrata, las elecciones legislativas se presentaron como un plebiscito que marcará el rumbo de la política en los Estados Unidos para la segunda mitad del período. El ultra conservador movimiento Tea Party (Partido del Té) tuvo tener un papel fundamental en este acto.Pasó el tiempo de la ilusión de cambio y el nuevo gobierno demócrata, que termino con ocho años de neoconservadurismo a manos de George W. Bush y compañía, no pudo hasta ahora hacer realidad las promesas que lo situó en la Casa Blanca. A esta altura de los acontecimientos queda lejos el eslogan  “Yes, we can” (Sí, podemos) con que Obama cautivó a la clase media y los jóvenes norteamericanos. ¿Se pudo? Todo hace suponer que no.Pese a que el espectro electoral en Estados Unidos es amplio y cada Estado define distintos cargos (y en algunos casos referéndums como la legalización de la marihuana en California o el insólito caso del rechazo a la aplicación de la ley islámica en Oklahoma), lo que estaba en juego era el dominio en las dos cámaras que componen el Parlamento: la Cámara de Representantes, un equivalente a los Diputados en Argentina, y la Cámara de Senadores.Previo al 2 de noviembre, los demócratas contaban con 255 escaños cuando la mayoría se logra con 218, es decir, un amplio margen que les permitió recorrer la primera mitad de gobierno con cierta tranquilidad a la hora de tomar las decisiones mas difíciles. Sin embargo, luego del escrutinio la balanza se inclinó decididamente a favor de los republicanos, quienes pasaron de 178 a 240 bancas, lo que constituye el recambio más drástico desde 1948. Este nuevo escenario tendrá, como una de sus primeras consecuencias, el cambio de la presidencia en la Cámara baja, la cual estaba a cargo de Nancy Pelosi. Uno de los nombres que más suena para reemplazarla es el de John Boehner, una de las caras visibles de la vedette de la elección: El tea party.Pero, ¿qué es el Tea Party?Se trata de un movimiento conformado por el ala ultraconservadora del Partido Republicano que se opone a las medidas adoptadas por Barack Obama, en especial aquellas que tienden a una mayor participación del Estado en la economía. La histórica reforma de salud que extendió la cobertura a mas de 35 millones de personas es uno de los principales blancos de las críticas de este sector liderado por Sarah Palin, la gobernadora de Alaska que en las últimas elecciones presidenciales fue candidata a vicepresidente de John McCain.El origen del particular nombre elegido tiene que ver con el nacimiento mismo de Estados Unidos: en 1773, tres años antes de la declaración de independencia, tuvo lugar el llamado Motín del te, en el que los colonos de Boston arrojaron al mar un cargamento entero de té en protesta por las cargas impositivas que recibían éste y otros productos.El mencionado John Boehner se transformó en uno de los grandes ganadores de la jornada electoral y es reelegido en su cargo desde 1991, pero su actuación mas destacada se dio durante el gobierno de Bush cuando apoyo firmemente la guerra en Irak y las reducciones impositivas impulsadas desde el Poder Ejecutivo. Sus primeras palabras al conocerse la victoria republicana dejan en claro cual será el futuro escenario: “Cambiaremos el curso. Está bastante claro que el pueblo estadounidense quiere un gobierno mas pequeño, menos costoso y mas responsable”.Apelando a las mismas estrategias que hicieron de Barack Obama un candidato carismático y con potencial, los integrantes del Tea Party supieron capitalizar el auge de las redes sociales para captar adeptos a través de facebook, twitter, myspace o blogs.  Desde estas plataformas intentan imponer una imagen que los aleje de la extrema derecha o el ultraconservadurismo que se les endilga desde la prensa internacional.Sin embargo, parece muy difícil de creer las posturas de los defensores del movimiento que afirman que se trata de una agrupación de asociaciones independientes, integrada incluso por demócratas desencantados con la política oficial y que anhelan una menor participación del Estado. Lo oposición a la reforma de Salud impulsada por Obama tiene mucho más que ver con el pensamiento histórico de los republicanos y los poderosos lobbistas del sector  que con un simple desencanto en el seno mismo del Partido Demócrata.Minutos después de consumada su derrota, el actual presidente de Estados Unidos asumió como propia la responsabilidad del fracaso y lo atribuyó a la lentitud para recuperar una economía golpeada y en recesión desde hace más de dos año. “Tengo que hacer un mejor trabajo, así como los demás en Washington”, señaló Obama.Planteado de esta manera el nuevo escenario político norteamericano de cara a la segunda mitad de la administración de Barack Obama, los conservadores que habían perdido la mayoría en el Parlamento en 2006 y la Casa Blanca en 2008 buscan recuperar el terreno y establecer las bases para pelear la presidencia dentro de dos años. Los lobbies que abundan en Washington harán el resto.AutorIgnacio Genisignacio@medioslentos.com