Entrevista exclusiva de Medios Lentos a Carlos Belloso


Entrevista exclusiva de Medios Lentos a Carlos Belloso

Por Santiago Rivaldo«NO HAY MEJOR FORMA DE REVOLUCIONAR, QUE REVOLUCIONARSE A UNO MISMO»Carlos Belloso (no hay mejor forma de comenzar a escribir sobre él) moldeó, a fuerza de una creatividad envidiable, a su mejor personaje: él mismo. Habla de su universo con completa pasión y entrega, comunica a la perfección tanto con gestos como con palabras y regala un poquito de si mismo a todo aquél que quiera escucharlo.Egresó de la escuela municipal de Arte Dramático de Buenos Aires donde conoció a Damián Dreizik que fue su compañero de Los Melli, dúo cómico que recorrió durante 10 años los escenarios del teatro under. Luego llegó el turno de la televisión donde se ganó el reconocimiento y cariño del público con El Vasquito, en Campeones.Desde el teatro Gargatua (J. Newbery 3563), su bunker donde todos los viernes y sábados a las 00.30hs libra batalla a los que hacen de la cultura un objeto de producción, nos invita a observar el mundo a través del cristal de sus gafas y nos dibuja su concepción de la realidad con la tinta roja de un dramaturgo apasionado.– ¿Qué es lo que te devuelve en estos momentos, que estas transitando una popularidad creciente, al teatro under *?C.B: En realidad yo nunca me fui por que siempre estuve conectado con esto. Pero yo no lo llamo under. Para mi es teatro alternativo en épocas donde el oficialismo no cumple las expectativas y me lleva a generar otras alternativas como estas que son al margen de lo comercial.Yo apuesto más a los centros culturales, como el peronismo a las unidades básicas, que a los teatros donde el arte es puramente comercial. Apuesto a la mínima célula de cultura para desde ahí generar movimiento, dar batalla. No hay mejor forma de revolucionar que revolucionarse a uno mismo.Entonces esto para mi es un centro cultural en mi barrio por que yo soy del barrio y tengo un interés muy fuerte en este lugar, más allá de que he estado en teatros oficiales, comerciales e intermedios.– ¿Trabajás con más libertad?C.B: Yo creo que si, me da la libertad de estar en casa. Soy muy temeroso de ir a los lugares. Por ejemplo temo a salir de gira, interrumpir las fiestas para hacer un número contratado o ir a una ciudad a hacer teatro.– Pero con Los Melli hiciste esas cosas que enumerás…C.B: Lo hice con Los Melli, lo hice solo, lo hice con otros grupos, en fin, lo hice de todas maneras por que hay que vivir. Con Los Melli hice de todo. Más en esa época por que se acostumbraba a esas cosas que ya no haría por que no me hacen falta, por que ya no tengo necesidad y, al mismo tiempo, no soy barato.– ¿Fuiste barato?C.B: Si, pero ahora por ejemplo en los centros culturales la entrada también es moderada y un tipo que vive en Avellaneda, que es probable que no venga a Colegiales a verme, con una entrada más o menos modesta quizás si. En ese sentido no me gusta ser ni barato ni caro. Me gusta que la entrada se pueda comprar y me puedan ver.– Como interprete, ¿Trabajas analizando tu propia mente o como un observador de lo cotidiano?C.B: Va unido por que, en realidad como todo arte, es muy individualista, muy encapsulador y muy subjetivo. El tema es poder llegar a ver el mayor abanico de posibilidades para también involucrar a la gente. Para sentirla, identificarla y sentir que ellos se identifican también. Pero parte siempre de uno o de las teorías que hay al respecto como La Paranoia Crítica de Dalí, donde parte siempre de él mismo hacia el universo o métodos de introspección donde el imaginario es muy necesario para la creación. Siempre parte de ahí. Hay otras técnicas de distanciamiento donde uno crea una situación separándose de la subjetividad pero nunca se llaga a lograr tanta objetividad sobre las cosas.– ¿Cómo logras abstraer la mirada de las preconcepciones que cualquiera incorpora sobre las cosas para, por ejemplo, encontrar vida en objetos inanimados como tus gafas?C.B: Si quiero hacer creer algo voy a llegar desde mi subjetividad a coincidir con un hecho externo. Con los anteojos tengo una relación cotidiana. Si bien no los miro desde afuera, sino que lo hago desde adentro por que, por ejemplo, lo primero que veo cuando te veo a vos son mis anteojos (risas), es una relación muy intensa con ellos.Cuando yo los triangulo en un espejo, ósea, cuando juegan los cristales de mis anteojos, con los del espejo y con mis propios cristalinos, alguno de los cristales se carga de información extra que en realidad parte de mis cristalinos, la de mis ojos en conexión con el cerebro. Pero también creo que en ese cruce de rayos hay una doble proyección, de adentro hacia fuera y de afuera hacia adentro donde algo más, además de mi cerebro, se carga de información y yo creo que son mis lentes. Si te fijás que el espejo esta siempre cargado de información, siempre tiene alguna imagen, entonces te vas a dar cuenta que lo que resta son los anteojos. Estos, a su vez, se cargan de una conciencia objetiva y, cuando los dejo y no los veo más, ellos tienen la capacidad de observarme por que están cargados con esa información. O tal vez todo sea un sueño mío. O quizás llegue un tiempo en el que todos los objetos se revelen y digan bueno, en fin, nosotros tenemos conciencia, tenemos alma… ¡mueran todos menos Belloso que cree en nosotros! (risas) o algún filosofo que hable del tema. Hay filosofías y hay ensayos que a mi me nutren para darle cuerpo y darle teoría a la imaginación.– ¿Leés habitualmente más allá de los libretos que interpretás?C.B: Si, en mis interpretaciones hay una parte de observación pero yo me apoyo en mucha teoría para darle sustancia a lo que veo y darle sentido a las cosas que suceden. Al mismo tiempo todo parte de una lectura donde puedo clasificar, en una forma determinista, la condición humana. A mí siempre me interesó por que un humano es lo que es o dice lo que dice. Entonces digo que este humano puede llegar a ser un hermano mayor del signo de Aries, con el grupo sanguíneo A+, con temperamento bilioso nervioso y con su profesión de carpinteo. Lo sitúo en un lugar y lo interpreto desde ahí. Pero también puede ser que lo vea sustanciado en un libreto. Es puramente esquemático y estructuralista encasillar en un lugar a una persona pero en la vida real eso no sucede por que yo me pongo muy mal cuando me encasillan. Entonces trato de darle vida y al mismo tiempo comprendo su conducta y le doy alma a esa clasificación. Todas mis lecturas tienen que ver con eso y los estudios sobre la fragmentación o el ensayo.Después leo cuentos, de todo.– Alguna vez dijiste que te gusta escribir como si estuvieras dibujando ¿Cómo es eso?C.B: Si, es que todo lo que escribo, lo escribo en un cuaderno y al lado le hago un dibujito. Por que yo pinto, dibujo, hago música… hago arte. Cuando escribo me surgen ideas y automáticamente hago un dibujito para que tenga una visualización inmediata. Después lo paso a una maqueta o a una escenografía. Con Escaparate me paso que escribiéndola veía un prisma de base cuadrada con forma humanoide por que en ese momento estaba atravesado por el minimalismo de los años 70. Situaba ese prisma en diferentes posiciones y le daba distintas formas. Luego rescribí, algo muy común en mí, y me introduje dentro del prisma para darle movimiento.Al mismo tiempo también soy muy estructuralista entonces veo correspondencias en la obra. Si en la primera parte hice A+B+C, en la segunda parte voy a hacer, C+B+A. Como una forma de que tenga un término correspondiente. Al mismo tiempo, de esta forma, le doy una rima por que en la realidad misma las cosas no se repiten, sino que tienen rima. En ese caso uno va haciendo un dibujo desde un estado metafísico.– ¿Sos religioso?C.B: No, solo tengo teorías de cómo sería. Pero igualmente es todo una sumatoria por que puede ser que sea por que no me caso con nadie, no ubico solo una verdad y, en cambio, creo que hay verdades que se van alternando. Por otra parte en la actuación cuando uno interpreta un personaje no piensa de una sola manera, por que sino no podría interpretar un personaje de izquierda o uno de derecha o uno normal y otro anormal. Entonces creo en todo por que es una forma de caracterizar ciertos pensamientos para entenderlos mejor.– ¿Qué diferencias encontrás técnicamente en interpretar un papel para la televisión o para el teatro?C.B: Básicamente la diferencia es el espectador, cuenta gente te ve y quien te ve en el momento exacto de la interpretación. En el teatro hay una ida y vuelta con el público inmediato por que sabes que hay personas que te están viendo y entonces proyectas para llegar a esa gente en ese momento.En cambio la TV es un lente por el cual te ve mucha gente pero a la vez puede verte de diferentes formas. En primeros planos o en planos generales, por ejemplo. Entonces ahí hay una adaptación ya que no es lo mismo decir un texto para un primer plano que decir un texto para un plano general. Por que un primer plano hay mucha mas intimidad, hay mas precisión, la cámara captura el detalle. A veces interpreto un texto en primer plano que comunico mas con una ceja que con una palabra, porque yo se que la cámara va a captar ese gesto. Por otra parte, en la TV no es necesario gritar para que te escuche el último de la fila.Básicamente es eso, hay gente que se puede adaptar y gente que no. Algunos son buenos para TV y no se puede adaptar a teatro o a la inversa. Yo tengo la suerte de trabajar bien en los dos lugares.– Te sentís cómodo…C.B: Me siento cómodo pero también se la diferencia. Algunos saben la diferencia y no la quieren ejercitar. Algunos no conocen la diferencia y no la ejercitan directamente y otros trabajamos bien en teatro y en televisión.– ¿Miras televisión?C.B: Si, miro como un televidente “ladrillo” por que me siento horas a ver televisión. Pero es otra mirada por que me divido en dos: por un lado la analizo como un trabajador de la TV y veo que, por ejemplo, hay más reality´s que ficción y por otro digo: “Mira que culo” o “mira esto que raro”, y me cago de risa de lo que dicen.– ¿Que programas te gustan?C.B: Todos, la TV en si me gusta. El medio me fascina por que tiene muchas posibilidades y creo que no se agotaron todas. Pero es raro por que como televidente no veo televisión sino que la prendo como si fuese un velador con colores, como un “Rum, Rum” permanente. Yo prendo la televisión a la mañana y la apago a la noche. Si estoy en casa, obviamente, tengo actividades. El año pasado no pude ver nada de televisión salvo media hora a la noche.– Es muy común que a los actores, que pasan a la tele y se ganan al público con un personaje muy fuerte, como, en tu caso El Vasquito, los encasillen ¿te preocupó que te sucediera eso?, ¿Como lo manejaste?C.B: Sucede que yo no solo interpreto un personaje técnicamente correcto sino que también le sumo la escapatoria. Entonces termine con El Vasquito e hice Culpables, donde mi personaje era un sordo mudo que nada tenía que ver con el anterior.– O sea que lo pensaste…C.B: Si, por que hay un peligro…– Le pasó a muchos actores…C.B: Si, le pasó a Juan Carlos Altavista que quedó con Minguito enredado toda la vida, aunque igualmente era un personaje genial. Pero tampoco lo veo mal, por ejemplo, puedo pensar que una obra de teatro tiene un principio y un fin o que puede durar diez años, como ¡Pará Fánatico! Lo tomo como una rutina de viejo payaso, no quiero encasillarme pero tampoco el otro extremo. Por eso inmediatamente depuse del Vasquito, me fui a otros lugares y al mismo tiempo lo sigo haciendo en teatro por que la final de ¡Pará Fánatico! me despido como él. Es un guiño al espectador por que hay amor en la gente que viene a verme desde Lugano 1 y 2 y yo le doy esa recompensa.– Hablando del amor, los actores trabajan con el ego ¿vos como lo manejas para que no influya en tu vida personal?C.B: Si, yo soy tan egocéntrico como megalómano. En privado se nota más por que a veces hablo más de mí que de otras cosas. Cuando veo que estoy hablando o pensando más en mí que en otra persona trato de modificarlo.Lo que pasa que viene de un movimiento muy radicalmente opuesto. Toda mi vida fui muy tímido, tenía muchos complejos estéticos y tuve una pulsión por salir de mí que me dio como resultado una interpretación de las cosas al mismo tiempo que fui ganando mucha seguridad y a pensar más en mi mismo. En un momento empecé a hablar más de mí que de otra persona. Entonces me cargue de una inquietud sobre mi mismo que a veces me perjudica en mis relaciones. Pero bueno, ahora me junté con una mujer que quizás es más ególatra que yo (risas) entonces o disputamos los egos o nos damos cuenta de con quien estamos, lo que lo hace un poquito mas entretenido. Pero me junte con personas que no tenían mucha confianza en si mismas y melas devoré como si fueran parte de mí.– ¿Alguna vez te tuvieron que ubicar en ese sentido?C.B: Si, miles de veces. Es mas mis amigos tienen un latiguillo que dice: “a mi también me pasó”, por que dicen que, cuando alguien esta contando, algo digo eso. En ese momento todos esperan que yo cuente algo parecido pero en realidad no se parece en nada pero me da la oportunidad de hablar de mi (risas). Ahora ya lo digo en broma y saben que voy a hablar de mi (risas).Pero más que nada me preocupo por que no pase con mis hijos que digan: “Hu!, otra vez este”. Pero ellos tienen bastante criterio para decirme que ya se los conté o son buena gente y me escuchan de nuevo.– Leí que te obsesiona el espejo, ¿Como es eso?C.B: Creo que a todos los actores les obsesiona el espejo. Tiene que ver con el ego pero también es el único que te devuelve lo que la gente ve, donde sos tu propio espectador y es eso lo que busco. El actor es ególatra por definición pero yo intento ir para otro lado, que no se convierta en una patología que no te deje ni hablar con una persona. Como algunos que no podes ni hablar con ellos si no hablas de ellos.– ¿Crees que hay alguna pauta a seguir para dedicarse de lleno a lo que a uno le apasiona por más que a simple vista no le pueda sacar ventajas económicas?C.B: Yo creo que no hay que esperar recompensa. Hay necesidades en lo que uno quiere hacer y si persigue la pauta económica, ésta pasa a ser la necesidad básica. Si uno no tiene plata, comerá en lo de su tía que es buena y cocina bien. En la profesión no hay grandes desastres económicos. Salvo que tengas una familia que mantener donde si vas a hacer cosas que de otra forma no harías. Yo trato de permanecer en lugares que me enriquecen. Podría estar en calle corrientes pero no se por que preferí esto. En los centros culturales se irradia al barrio una necesidad de cultura pero, como esta todo muy depreciado, cuesta mucho. Después la gente te lo termina agradeciendo y dice “vamos a ver al actor del barrio”, que en este caso es más conocido que otros pero la esencia es la misma. Las pautas económicas son mentirosas. Recuerdo que un día le dije a mi viejo que quería ser actor y el me dijo que me iba a cagar de hambre pero que si era lo que me gustaba, que divierta a la gente. Sin embargo con el oficio de actor me compre mi casa.– Pero, ¿fue antes o después de pasar a la Tele?C.B: No, una vez que empecé en la tele pero el oficio tiene que ver con todos los medios. Igualmente, a mi me parece que si no hubiera sido actor no me la hubiese podido comprar pero por lo que opté, en algún momento, rinde económicamente. Es como con la mujeres: si estás atrás de una mina, es muy probable que la mina no te de bola y que cuando le dejás de dar bola, venga ella sola. La guita es eso en un punto, si la buscas mucho, no aparece. No comparo las minas con la guita (risas). Sino que hablo de este deseo de tener algo y en un punto se convierte más en la búsqueda de eso que de lo que realmente te interesa. Lo importante es estar bien, con la vida y con lo que vos decidas.