Entrevista a Jorge Rivas


Entrevista a Jorge Rivas

El Diputado Nacional Jorge Rivas nos recibió en su despacho, respondió sobre el proyecto de despenalización de la marihuana y porqué está a favor. Además nos contó sobre su apoyo al movimiento estudiantil 132 en México, entre otras cosas …Jorge Rivas está esperándonos en su despacho, amante del jazz y en especial de la voz femenina, ésta entrevista fue hecha escuchando a Nina Simone de fondo, que se silenciaba para grabarlo.¿Cuál es tu opinión de la participación de la Presidenta en el pedido de descolonización ante la ONU?Pienso que Cristina, ante el comité de descolonización de la ONU, no hizo más que pedirle a Inglaterra que proceda de manera civilizada y se siente con la Argentina a negociar, no porque se lo pide la Argentina sino porque hay numerosas resoluciones de la propia ONU que van en una misma dirección que lo planteado ante el comité de descolonización¿Nos contás básicamente tu apoyo a la ley de despenalización?Bien básico como decís vos, y  rápidamente, estoy a favor de la despenalización de la tenencia de marihuana para uso personal por varios motivos. El primero es el artículo 19 de la Constitución, que dice que los actos privados  de los hombres que no afecten a terceros quedan exentos de la potestad de los magistrados, más claro… además también me parece una barbaridad penalizar al último eslabón de la comercialización. Esto en la práctica es criminalizar a menores, en su mayoría adolescentes, con todas las dificultades que todos sabemos que le trae a los jóvenes un antecedente penal para su inserción laboral.En la cumbre de los G20 Cristina hablo sobre el tema de generar más empleo. ¿Qué lectura podes hacer de la participación de la Argentina en el G20? Y además quiero preguntarte ¿qué pensas de lo que sucede en México con el movimiento estudiantil 132?Creo que el G20 que se reúne en México nos permite hacer varias lecturas. La primera muestra la impotencia de los países desarrollados, para al menos balbucear una sarta de ganzadas. También me parece importante que los países de la legión articulen políticas comunes para contrarrestar los efectos que produce la crisis de los países desarrollados. La reunión entre Dilma (Rousseff) y Cristina (Fernández) es un buen ejemplo de ello. Y por último el fenómeno de la participación juvenil, que como bien vos decís, excede al G20 y es un verdadero fenómeno internacional que se ha levantado casi en defensa propia, no porque sean en su mayoría anti sistema, sino porque es el sistema el que está en contra de ellos, ya que es el sector más golpeado por la crisis. Personalmente creo que estos movimientos, más las nuevas leyes sociales, son muy importantes, pero también pienso que mientras no se dé un salto cualitativo que haga que pasen de la protesta a la propuesta, no van a poder torcer el rumbo. Pero es cierto que cada vez son más jóvenes que se movilizan en el mundo, y empiezan a inquietar al poder real.¿Qué opinas de esta onda “odio” cacerolas ?Esas reacciones de odio y violencia por supuesto que siempre son preocupantes, pero me parece que sólo representan a una minoría recalcitrante que se resiste a los cambios, o bien porque los cambios del proceso social les afectan directamente el bolsillo, o bien porque no los entienden. Yo diría que es un mix entre gente paqueta y gente tarada, una combinación  siempre explosiva.¿Qué pasa el 30 de junio?El 30 de junio nos reunimos socialistas del campo nacional y popular, que apoyamos el actual proyecto político, y nos encontramos dispersos en todo el país en una sola organización que decidimos llamar Confederación Socialista. Seremos alrededor de 20 organizaciones.[vsw id=»Oht0Je0brB0&feature=plcp» source=»youtube» width=»425″ height=»344″ autoplay=»no»]MARIHUANAEl texto que redacté y que leí hoy en el panel «Marihuana, por la despenalización y en contra de la prohibición» junto al director jurídico de la revista THC, Luis Osler, y al director periodístico, Sebastián Basalo»Como todos ustedes saben, el proyecto nacional, popular y democrático que encabeza Cristina Fernández de Kirchner constituye, entre otras cosas, un proceso de ampliación de derechos. En ese marco, se abre ciertamente la oportunidad política de lograr que se sancione la despenalización del consumo de marihuana. Hace tiempo que estamos a favor de una medida de esas características. Yo mismo acompañé con mi firma, durante mi segundo mandato como diputado nacional, en 2003, un proyecto del compañero Eduardo García que modificaba en el sentido aludido la ley 23.737, conocida como “la ley de drogas”.Sin embargo, también sabemos que hay derechos que son muy resistidos por los sectores más reaccionarios de la sociedad: costó mucho esfuerzo político y militante la sanción de la ley de matrimonio igualitario, otro tanto hay que decir de la de Medios, y ni hablar de la batalla que aguarda a la voluntad de despenalizar el aborto. Se trata de una combinación de prejuicios ideológicos con intereses materiales muy concretos. En el caso de la prohibición del consumo de drogas se agrega, además, el mantenimiento de un eficaz mecanismo de control social.Si hablamos puramente en término de derechos, el artículo 19 de la constitución nacional no deja lugar a dudas: las acciones privadas de los hombres que no ofenden al orden y la moral pública, ni perjudican a terceros están exentas de la autoridad de los magistrados. Más claro, imposible. El Estado no puede intervenir en la vida privada de los ciudadanos. El consumo de drogas, como el de alcohol o el de tabaco son actos de la vida privada. Ese principio ha sido respetado en general por la legislación penal, como puede apreciarse en el caso de la tentativa de suicidio, de las autolesiones, o del incesto. O sea que se excluye la posibilidad de fundar la intervención estatal y en especial a través de la punición penal, en las conductas que integran la esfera del individuo. El ministro de la Corte Eugenio Zaffaroni ha declarado recientemente en una entrevista periodística que prohibirle a un ciudadano que consuma una droga porque presuntamente va a dañar su salud equivale a prohibir que en un restaurante se sirvan ñoquis con salsa a una persona que tenga el colesterol alto.Es una historia conocida que las drogas hoy prohibidas fueron de uso común, y aun publicitado por personalidades y medios de comunicación, por razones medicinales o por mero placer, hasta principios del siglo XX. Lo que sucedió entonces no fue que se descubriera la necesidad de proteger a la población del consumo de sustancias dañinas ni que se comprobara que él provocara arrebatos de violencia y empujara a la comisión de crímenes. No. Sucedió que el capitalismo, en plena expansión, generaba la consolidación de fuertes intereses corporativos que monopolizaban ciertos rubros de la producción y del comercio. La industria farmacéutica, por caso, dueña exclusiva del derecho a clasificar las drogas en buenas y malas, de su producción y de su venta.La prohibición, como suele suceder, engendró de inmediato un mercado ilegal. A medida que el control y la represión se ampliaban y se extendían a lo largo del siglo, ese comercio llegó a convertirse en el poderoso y temido Narcotráfico, que no por real y dañino ha dejado de ser también la excusa para todo tipo de desmanes a cargo de gobiernos de los Estados Unidos y de sus satélites.Fue en 1961, concretamente, cuando se aprobó el Convenio Único sobre Estupefacientes de Naciones Unidas, que constituye, aún hoy, la base legal de la mayoría de los países del mundo para sus políticas orientadas a eliminar el cultivo, la producción, el comercio y el consumo de drogas ilícitas. Ese convenio no hizo más que ratificar el imponente liderazgo de Estados Unidos en el movimiento jurídico internacional en materia de drogas. Así se pautó, en el plano internacional, una política global que se plantea eliminar la producción y el consumo de drogas a través de la intervención pura y férrea de los aparatos punitivos de los estados. Hubo, después, otros convenios y tratados, que avanzaron en el mismo sentido, profundizando el carácter represivo y restrictivo de la política global contra las drogas. En ese encuadre, la respuesta excluyente al problema de las drogas se halla en el sistema penal, que criminaliza a una parte de la sociedad.Pero la verdad es que el comercio ilegal de drogas, su producción y tráfico, su uso y su abuso han aumentado integralmente en lugar de disminuir, a pesar del recrudecimiento de las medidas represivas en todos los campos. Las cifras difundidas por la Organización de las Naciones Unidas, indican que el consumo de cannabis, heroína, cocaína, éxtasis y otras drogas ilícitas se ha disparado, mientras que el precio al por mayor y al menudeo ha decrecido. La misma ONU informa que la amplitud del negocio de las drogas ilícitas continúa creciendo persistentemente. Según el reporte 2000 de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, “el mundo se droga cada vez más, sin importarle si lo que consume es legal o ilegal”.En el Informe Mundial sobre Drogas, presentado en Enero de 2001 por la Oficina de la ONU para el Control de los Estupefacientes y la Prevención del Crimen, se señalaba que unos 180 millones de personas, es decir el 4,2 por ciento de la población mundial mayor de 15 años, consumían drogas ilegales y habitualmente tomaban más de una sustancia.El negocio de las drogas reporta unos 500 mil millones de dólares anuales. Solo en Europa se calcula que produce una ganancia de 16.000 euros por segundo. Vinculado a él se ha erigido un monumental imperio financiero que, con la connivencia de las principales potencias del planeta, blanquea anualmente gigantescas cifras de narcodólares.El criminólogo Elías Neuman, citando a James Petras, escribió en 2003 que el Citibank es el banco que más lava, conjuntamente con sus 400 sucursales en el mundo y con la conexión de otros bancos, especialmente de Bahamas. Según sus cálculos, el 80 % del producto de ese ingente comercio va a parar a los países del consumo, en especial los Estados Unidos.La estrategia punitiva, entonces, no solo se ha manifestado incapaz de lograr los objetivos que dice proponerse, sino que ha provocado problemas mucho mayores que aquellos que debía resolver, y ha potenciado todos los males que los tóxicos pueden ocasionar. Uno de los aspectos más dramáticos que se pueden señalar es que los esfuerzos represivos de los Estados se han concentrado sobre la población de usuarios de drogas ilegales, produciendo daños sociales múltiples y masivos. La “guerra” se ha librado contra los consumidores, y ha dejado incólume el negocio, que se ha convertido en un factor estructural de la economía mundial.En la Argentina, la legislación vigente ha despenalizado el consumo personal, pero castiga al que cultiva marihuana en una maceta en el balcón de su casa, de modo que el que quiere fumar marihuana tiene que recurrir al mercado ilegal. La policía busca y detiene al que está fumando un porro en la calle, con la absurda teoría del último eslabón. Es decir, que ese consumidor lo va a llevar hasta el narcotraficante. Pero el chico que estaba fumando en la calle es detenido y se lo procesa por infracción a la ley de drogas.Según datos del Centro de Estudios Legales y Sociales, solo en la provincia de Buenos Aires fueron detenidas por esa causa 2.676 personas en la primera mitad de 2010, de los cuales 2.100 fueron alojados en cárceles y casi seiscientas en comisarías. Del total de mujeres detenidas en cárceles federales, por otra parte, nada menos que el 70% lo está por infracción a la ley de drogas. Huelga decir que no se trata de barones del narco tráfico.La Investigación sobre la Aplicación de la ley 23.737, a cargo de la Dirección Nacional de Política Criminal del Ministerio de Justicia, estableció en 1996 el perfil de las personas detenidas por infracción a la norma. Más del 90 por ciento responden a la siguiente descripción: una persona del sexo masculino, que no fue encarcelada con anterioridad, que en el momento de su detención en la vía pública no tenía armas, ni estaba cometiendo otro delito, que tenía en su poder cantidades menores de 5 gramos de marihuana y/o cocaína En el 67,5 por ciento de los casos, su causa se resolvió a través de un sobreseimiento o desestimación.La criminalización de estos usuarios, que nada tienen que ver con la delincuencia, deja como saldo un daño irreparable para ellos. Miles cuentan con antecedentes criminales a raíz de ello, lo que les dificulta seriamente la posibilidad de acceder a un trabajo, circunstancia que se convierte a la vez en una consecuencia contraproducente para su inserción social.Si sumamos a estas cifras nuestro conocimiento de que la abrumadora mayoría de la población de las cárceles está constituida por personas pertenecientes a la clase trabajadora, en particular jóvenes de esa clase, entendemos hasta qué punto las disposiciones de la ley de drogas funcionan como facilitadoras del control social.Es imprescindible, entonces, reformar a fondo la ley 23.737, cuya aplicación castiga con privación de la libertad a personas que no han cometido ninguna acción en perjuicio de terceros ni del orden público. Una ley que abre demasiadas ventanas para el abuso policial, que abarrota los juzgados de causas que podrían haberse evitado y que no hace otra cosa, en fin, que agravar la desigualdad social.Fuente: https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10151756619480114&set=a.375454540113.354986.234664365113&type=1&theaterCONFEDERACIÓN SOCIALISTASomos muchos los socialistas que, dispersos en todo el país, trabajamos diariamente por el proyecto nacional, popular y democrático que encabeza Cristina Fernández de Kirchner. Es hora de que construyamos una herramienta política común que potencie nuestros esfuerzos aislados. Un espacio por el que circulen las ideas y el debate sin limitaciones ni censuras, pero con un compromiso fuerte con el proceso de cambios. Esa sería nuestra gran contribución al sostenimiento de un rumbo de avanzada en un mundo en que la justicia retrocede. Por eso vamos a constituir la Confederación Socialista.(11hs en el auditorio de los compañeros Telefónicos, FOETRA, Hipólito Yrigoyen 3171, Capital Federal)A los compañeros socialistas:La reciente recuperación de YPF por iniciativa de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner y con la aprobación de una abrumadora mayoría en el Congreso vino a reforzar, por si hacía falta, la certeza de que nuestro país avanza en un camino de reformas progresivas que significan también una paulatina y constante reparación de los daños que causaron casi cuarenta años de destrucción del Estado y de los lazos de solidaridad social.Esto sucede al mismo tiempo que, en buena parte de un mundo sacudido por una nueva y profunda crisis del capitalismo, los gobiernos de diversos signos arremeten contra los trabajadores y sus derechos e imponen como ley superior los intereses del capital financiero. Mientras los estados nacionales se someten al capital, muchas fuerzas que se proclaman de izquierda, ya sea socialdemócratas o radicales, retroceden por debilidad, por desconcierto o por incapacidad para elaborar alternativas.En ese contexto, se hace cada vez más claro que estábamos en lo cierto los socialistas que durante el gobierno de Néstor Kirchner, comprendiendo las características de la etapa, resolvimos respaldarlo franca y decididamente. No voy a enumerar ahora paso por paso los notables avances registrados desde 2003, con la conducción de Néstor primero y de Cristina después, porque todos ustedes los conocen bien. Baste decir que ellos van desde el regreso del Estado a su papelde garante de los intereses de los trabajadores y de los derechos de las minorías discriminadas, hasta la defensa de la independencia nacional frente al capital financiero, desde la plena vigencia de los derechos humanos hasta la integración con los pueblos hermanos de la región.No es un dato menor el hecho de que el sujeto social que apoya y sostiene al gobierno es la masa crítica ideal para seguir encarando las transformaciones que aún están pendientes en nuestra sociedad. Sin embargo, en el complejo dispositivo político al que debe apelar el gobierno, que incluye destacadamente al Partido Justicialista, conviven sectores que se identifican como parte de un peronismo de izquierda, nacional y popular, como la propia Cristina Fernández de Kirchner, con otros ligados a expresiones más conservadoras, y aun otros francamente reaccionarios y oportunistasque, si bien es cierto que cada vez con menor influencia, tienen aún alguna gravitación.Precisamente por eso, la etapa que vivimos es propicia para que el socialismo asuma un rol protagónico dentro del proyecto popular. Eso no ha sido comprendido así por la dirigencia del Partido Socialista oficial que, por el contrario, prefirió relegar nuestras banderas históricas para sumarse al conglomerado de facciones opositoras, todas ellas enemigas de las causas populares y democráticas.Los socialistas genuinos tuvimos que elegir entre la resignación ante el rumbo que la dirigencia ocasional le diera al partido y la decisión de darnos una nueva herramienta que preservando nuestra identidad socialista nos incluyera claramente como sostenedores del proyecto nacional, popular y democrático en curso. En ese marco se inscribe el nacimiento de Unidad Socialista para la Victoria.Esa nueva instancia política no pretendió fabricar otro sello partidario, sino construir un instrumento político y organizativo que sirviera al proceso de cambios democráticos y de ampliación de derechos.Ha llegado el momento de dar un nuevo paso. Son muchos los compañeros socialistas que, dispersos en todo el país, militan y trabajan diariamente en el mismo sentido que nosotros, porque han comprendido lo mismo que comprendimos nosotros. Esta es una realidad tan evidente como la de que es necesario reunir todas esas fuerzas fragmentadas. Tenemos que ser capaces, entonces, de construir una instancia nacional de coordinación común de todos los socialistas que participamos del proyecto nacional, popular y democrático. Solo de esa forma podremos aportar con eficacia nuestra capacidad militante y nuestra firmeza en el compromiso con la igualdad y la justicia.Necesitamos esa herramienta política que potencie nuestros esfuerzos aislados, sin ahogarlos con estructuras burocráticas. Un espacio por el que circulen las ideas y el debate, sin limitaciones ni censuras, pero con un compromiso fuerte con el proceso de cambios. Esa sería nuestra gran contribución al sostenimiento de un rumbo de avanzada en un mundo en que la justicia retrocede. A ese esfuerzo los convoco, con humildad pero con la certeza de que es el camino acertado, ya que si trabajamos todos juntos en la construcción de una gran confederación socialista, estamos haciendo nuestro aporte para la realización de una sociedad más justa.Fuente: https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10151798968715114&set=a.375454540113.354986.234664365113&type=Jorge Rivas pertenece a la Unidad Socialista para la Victoria. Fue Jefe de Asesores de los convencionales nacionales constituyentes por la Ciudad de Buenos Aires, Diputado de la Nación entre 1997 y 2004, Vicejefe de Gabinete de Ministros de la Nación durante el gobierno de Néstor Kirchner, y Ex Secretario General del Partido Socialista de la provincia de Buenos Aires. Actualmente es miembro del Consejo de Presidencia de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y Diputado de la Nación.AutorLuciana Mazza Toimilluciana@medioslentos.com