El Nuevo Orden Mundial, parte II: La Orden creadora de guerra y revolución


El Nuevo Orden Mundial, parte II: La Orden creadora de guerra y revolución

 Por Rafael García PalavecinoCada año, 15 estudiantes de la universidad de Yale son seleccionados para iniciarse en la orden de Skull and Bones, una sociedad secreta fundada en 1832 con el objetivo de consolidar los vínculos de los futuros hombres que ocuparán los cargos más altos en el gobierno de EEUU y poderosas firmas multinacionales.Entrevistador: Usted es miembro de la orden de los Calavera y Huesos (Skull & Bones), no es cierto?George W. Bush:  Es tan secreta que se supone no debemos hablar de ella. «De los conflictos se logran las ganancias», concluyó el célebre Antony Sutton (www.antonysutton.com) en su libro «El Establishment Secreto de América». Este historiador y economista de la Universidad de Stanford logró hacer una radiografía de la poderosa orden Skull & Bones -de corte masónico- que vincula a los hombres de la elite Anglo-norteamericana y que tiene a sus hombres en los cargos más influyentes del mundo. De esa sociedad salieron prominentes banqueros y capitanes industriales como los hombres del clan Whitnay, Vanderbilt, Carnegie, Harriman y Bush… pero el dato más curioso es la membresía tanto de George W. Bush como del demócrata John Kerry, ambos candidatos a presidente en 2004.El motivo del fuerte vínculo que generan estos hombres en una sociedad hermética como esta es el interés en común. Son miembros porque sacarán provecho de pertenecer a ella, y si sus intenciones son escondidas es porque -obviamente- sería mucho más difícil llevarlas a cabo siendo expuestas.La historia operacional de la Orden de Skull and Bones se la puede entender dentro del marco del dialecto de Hegel. A la tesis le surge una antítesis y de esa resulta una síntesis.De este axioma, según Sutton, un conflicto controlado puede tener un resultado predeterminado. La voluntad de controlar ambos lados en la arena histórica se ve en los manuales de la Comisión Trilateral (trilateral.org) en donde el objetivo de controlar sucesos tiene que ver más con resultados a largo plazo. Muy distintos de lo que podría ser una eficiente solución. Es por eso que el objetivo final es instaurar un nuevo orden mundial.Como dijo una vez Franklin D. Roosevelt: «Nada de lo que sucede en política es casualidad. Si algo sucedió de una forma, puedes apostar que fue planeado tal cual».Entonces, nuestra curiosa mente puede llegar a sospechar de un poder en las sombras detrás de episodios como el conflicto gobierno versus campo, o el golpe de Estado en Honduras, o la crisis financiera. Sin embargo, más allá de cualquier conjetura sobre eventos recientes, centrarse en la esencia de la lógica del poder que ejerce este poderoso círculo nos podrá arrojar un poco de luz al porqué del mundo contemporáneo.Es por esto que el relato de la historia como un atado de accidentes y situaciones aisladas es distorsiva. Ya de por sí, la guerra es un acto deliberativo la cual posee detrás intereses, no principalmente de quienes integran las primeras filas de combate.En suma, directa o indirectamente, las elites estuvieron relacionadas con el desarrollo de cuerpos tanto de ideología Marxista como de Nazis, ambas de raíces filosóficas en Hegel. Tal es así que Avrell Harriman, miembro de la Elite anglo-estadounidense y fundador de la Brown Bros. Harriman, admitió que tenía negocios con la Rusia Soviética: «En los años ’20, mi firma participó de financiación y créditos otorgados a Rusia. Nos dimos cuenta que el nuevo gobierno era mucho más meticuloso a la hora de compromisos financieros». (Revista Look, Octubre 3, 1967)Esto significa, la creación de enemigos con pies de barro. Una Rusia Soviética construida y engordada a partir de financiación de Bancos como el Guaranty Trust de Morgan, créditos que a su vez serían usados para importar tecnología que, ciertamente, Rusia no podía desarrollar.A otra escala se puede hacer referencia al ascenso de Hitler gracias a la I.G. Farben de los Warburg, la Standard Oil de los Rockefeller, IBM y el Chase Bank, pero ese es un análisis mucho más extenso.Un corto ejemplo a pequeña escala del pragmatismo de La Orden fue la creación de la Angola marxista. Para el resto del mundo, Angola era una colonia portuguesa, con un régimen opresivo a las etnias nativas. El secretario de Estado de Kennedy, Dean Acheron, tuvo una conversación registrada en un memorando el 2 de abril de 1962 en la que el secretario afirmó que «quizás el presidente sepa que estamos financiando a los enemigos del actual gobierno colono, pero no pueden probarlo (…) mientras el mando quede en manos moderadas y controladas, mejor».Con un régimen marxista en el poder, miembros de La Orden en poderosas firmas exigieron a los sucesivos gobiernos en mantener al país como una base soviético-cubana en el sur de África.El líder pro-marxista, dentro de esas corporaciones, Melvin J. Hill, siendo presidente de Gulf Oil, una de las petroleras más grandes del mundo, construyó su refinería en Angola (Gulf Cabinda) cuyos oleoductos eran protegidos por soldados angoleños, que además solicitaron a tropas cubanas castrenses para la custodia. En una línea: tropas castrenses custodiaron intereses petroleros estadounidenses, simple.Así, EEUU y la Angola marxista desarrollaron fortuitas relaciones, de manera que se convirtió en una base para el dominio de los recursos del sur de Africa. Fueron 17 firmas petroleras que se radicaron en ese país incluyendo Texaco, Mobil, Petrofina y Union Texas Petroleum; y de otros rubros como Boeing y General Electric.Gulf Oil, la empresa norteamericana que desarrolló los vínculos con los «revolucionarios» angoleños, y llamativamente custodiada también por soldados cubanos, pertenece en parte al Clan Mellon, del Mellon Bank, accionistas de la firma de la cual uno de los directivos fue James Higgins, egresado de Yale y miembro de La Orden Skull and Bones.Bibliografìa consultada:– Fleshing Out Skull And Bones, Chris Millegan- America´s Secret Establishment, Antony C. Sutton.- Wall Street and the Rise of Hitler, Antony C. Sutton.- Trilaterals Over América, Antony C. Sutton.- Hitler Ganó la Guerra, Walter Graziano, Ed. Sudamericana.- Hitler Secret Backers, Sidney Warburg.