Distintas historias, un mismo deporte.


Distintas historias, un mismo deporte.

Desde medioslentos te contamos algunas historias en donde la violencia o la pasión por un deporte se canalizan de distintas maneras y se convierten en una forma de vida.Mucho movimiento dentro del deporte de los puños que, parecería, se puso de pie; los proyectos no paran de surgir y los boxeadores están empezando a encontrar espacios donde continuar trabajando a pesar de estar retirados. Todo comienza con el mismo escenario: un ring. Los mismos actores: dos personas que suben a pegarse. El boxeo ¿es un deporte violento o muchas veces sirve para canalizar esa violencia? Como en todo cada uno tendrá su forma de ver las cosas,Una historia es la de Héctor Sotelo, quien estuvo detenido 3 años por delinquir como pirata del asfalto. Dentro del penal armó una escuela de boxeo e inclusive estando dentro solicitó permiso para salir y peleó en la Fab. Cuando logró su libertad, empezó a entrenar en el gimnasio de Constitución a las órdenes de Jhonny Sosa. Y de esta manera le expresó a Alejandro Piñeiro, otro promotor nuevo del boxeo, su interés en realizar una pelea dentro del penal número 23 de máxima seguridad. “Yo como promotor, espero que se puedan realizar muchos combates más en los penales, porque aparte de ser un espectáculo que disfrutan los detenidos, es una forma para que se vuelquen a un deporte noble como es el boxeo”, cuenta orgulloso Piñeiro, quien se encargó de llevar a cabo esta iniciativa gracias a la colaboración del Servicio Penitenciario Bonaerense y el trabajo de la Jueza Julia Elena Márquez del departamento Judicial de Quilmes. Cabe aclarar que esto no hubiese sido posible sin el empeño de Sotelo por mejorar y hacer bien las cosas; pero como la mayoría de los casos, sin una ayuda extra a los boxeadores les cuesta continuar, y más luego del retiro. Un ejemplo claro es el caso de Hugo Rafael Soto quien en el año 1998 salió campeón mundial peso mosca WBA nada más y nada menos que en Las Vegas. Hoy en día trabaja como ayudante de albañil y aunque hizo su intento no obtuvo el apoyo suficiente para tener un gimnasio y dar clases. Entonces, como siempre, cabe la pregunta: para un profesional que llegó a lo máximo que se puede aspirar como lo es un título del mundo ¿puede entenderse que ni siquiera pueda tener un gimnasio donde dar clases? Son varios ya los casos de campeones del mundo que se quedan en la ruina, inclusive habiendo llegado a lo máximo.Y ya que nos fuimos unos años atrás, aprovechamos para contar otra historia, la de Julio Mocoroa “El Bulldog Platense”, un boxeador que murió en un accidente automovilístico a un paso de disputar su chance mundial. Pero su desgracia, en este caso, se hizo también ejemplo, porque además de destacarse arriba del ring terminó la primaria, secundaria y cursó los primeros años universitarios en la Facultad de Química y Farmacia. Le faltó tal vez para ser reconocido en su Mar del Plata natal, pero fue un ejemplo en San Juan donde ha sido reconocido y su nombre fue adoptado por un club que cumple 71 años y en el cual el 5 de junio se realizará una velada en donde el recuerdo de este boxeador volverá a vivirse en cada golpe. Un caso curioso, porque a pesar de no haber llegado a campeón mundial, su nombre se conmemora en varias provincias del país. Lo recordamos como un ejemplo porque su historia demuestra que ser boxeador no significa dejar de lado el crecimiento intelectual. Cabe resaltar que tan solo tenía 25 años cuando murió en 1931.Y entre viejas y nuevas historias, volvemos al presente y no podíamos dejar de lado esta nueva Asociación, A.De.Bo.Ar (en defensa del boxeo Argentino) que está naciendo de la mano de su presidente Sergio Víctor Palma y de su vicepresidente Héctor Velazco. Ellos y un grupo de boxeadores retirados asumieron un nuevo compromiso como el intentar dar distintas respuestas a las problemáticas no solo competentes al boxeo, sino a la sociedad en su conjunto. ¿Cómo? Su primera iniciativa concreta será adjudicarse la responsabilidad en la colecta para el merendero “Narices Chatas” en Tartagal junto con la colaboración de varios campeones del mundo que ya se sumaron a esta cruzada como también el apoyo de muchos gimnasios que se ofrecieron para realizar exhibiciones a beneficio de la iniciativa. Velazco se retiró hace poco pero continúa intentando instrumentar distintos proyectos que ayudarán a sus colegas. Tanto él como Palma como periodista, son un ejemplo de que el retiro no es el final para un boxeador.Son distintas historias, distintas formas de transitar o terminar una vida. Sobran los ejemplos buenos y malos de distintos personajes destacados en el boxeo Argentino y mundial. Pero más allá de las glorias sería interesante prestar atención en el después, porque muchas veces por falta de un buen asesoramiento se quedan sin nada. No pasa por hacer “beneficencia” sino por adoptar políticas de resguardo y dar oportunidades a estos hombres que tantas alegrías y dinero le han dado a nuestro país… Y las preguntas por ahí deberían acosar nuestra razón… Los boxeadores retirados, campeones del mundo o no ¿están tan golpeados que no sirven para nada o esto también tiene que ver con políticas netamente irrisorias?Por Micaela Cicioli