Diccionario Manual Enciclopédico Lento del Deporte… presenta: ¿De qué hablamos cuando hablamos del Córner en el balompié?


Diccionario Manual Enciclopédico Lento del Deporte… presenta: ¿De qué hablamos cuando hablamos del Córner en el balompié?

El córner es: “En fútbol y otros deportes, falta que se produce cuando el balón sale del campo por la línea de fondo…”- ¿listo?, ¿ya ta´?, ¿acá termina todo?, el córner es, dos puntos ¿y fue?, ¿tanta presentación para eso?No, no, quédese tranquilo, de ninguna manera es tan solo eso. Un córner no es tan simple mas allá de lo nimio que pueda resultar a simple vista. Ya lo decía un viejo refrán: “el córner, es el córner… poderoso el chiquitín”. Un córner es una jugada que alberga dentro de ella todo un mundo para explorar, analizar, comentar y contar. Un córner es algo digno de explicar, algo rico de digerir, una sensación llena de matices para experimentar.El córner nace por parto normal cuando el balón golpea contra un futbolista y este en venganza lo envía hacia la línea de fondo de su propio campo. Eso sí, si la línea de fondo que atraviesa es aquella que recorre por entre los postes paralelos de aquella estructura metálica que llamamos arco, entonces eso no es un córner. Eso es un gol en contra. Y en ese caso el futbolista será golpeado sin ninguna posibilidad de venganza por un populoso grupo de gente autodenominado “la hinchada”, “el aguante”, “los mismo de siempre”, etc. Pero en fin, a nosotros lo que nos importa es el córner: el futbolista vengativo y resentido lanza al balón por línea de fondo de su propio campo, he ahí que si no rebota en nadie del otro equipo, el réferi junto con sus compañeros, los jueces de líneas, juzgaran pertinente cobrar el corner, también conocido como “saque de esquina”. Una vez perpetrada la génesis del “saque de esquina” un jugador X del equipo contrario al del futbolista resentido, tomará entre sus manos al balón y lo llevará hacia la esquina en donde hay un banderín delator que indica que ahí es desde donde se debe ejecutar el lanzamiento de la bola. Ojo, cuando hablamos de ejecutar no nos referimos a nada violento, no hace falta inyección letal, ni cámara de gas, ni mucho menos algo tan rudimentario como una silla eléctrica, tan solo con un par de botines y unas medias es suficiente.Es imprescindible prestarle seria atención al banderín, el cual no es un objeto menor. El banderín, a diferencia de muchas personas que pululan por el mundo, tiene muy clara su razón de ser. Este simpático y colorido elemento está dentro del campo del juego para indicar que desde donde está ubicado él, se ejecutará el córner. Antiguamente, en los inicios del futbol, había más de un banderín por zona de córner. Pero su número se vio reducido a tan solo uno por zona de córner debido a dos problemáticas bien definidas: 1) Los jugadores se enredaban en las tiritas de hilo matambrero donde estaban enganchados los simpáticos triangulitos de tela y terminaban por estrangularse y 2) Los jugadores se desorientaban a la hora de ejecutar el tiro de esquina ya que en el momento de dirigirse a “la esquina llena de banderines de colores” salían del campo de juego en dirección a una kermese o un lavadero artesanal de autos.En el córner el factor humano es fundamental. Ya que si no existiera la humanidad, difícilmente existiera el futbol. Es por eso que como existe la humanidad y como existe el futbol, existe el córner. El cual es ejecutado precisamente por un humano, afirmando así lo que Albert Einstein pregonaba “Dios no jugó a los dados con el universo…”. Cuando el réferi pita su silbato e indica el tiro de esquina, un humano se acerca hacia el banderín, acomoda el balón, toma carrera y en unos segundos pateará el balón. Sin darse cuenta que en esta simple acción terminará por mostrarle a sus compañeros, al público todo y al mundo mismo, ya que gracias a la televisión por cable podemos ver partidos de la liga de futbol de Fiji, qué clase de persona es: si es sumiso, falto de rebeldía, asquerosamente aplicado a los despóticos designios de la autoridad… pateará el córner haciendo caso a la jugada preparada que le indique su director técnico. Si por el contrario es audaz, temerario y tal vez un poco egoísta, como lo son en general los grandes héroes que beben solos de la copa llena de gloria, le pegará con chanfle cerrado buscando el gol olímpico. También cabe la posibilidad de que sea un cobarde quien prefiere desligarse de la responsabilidad de su ejecución y entonces toque cortito y por abajo en dirección de su compañero más próximo. O tal vez sea desprejuiciado, irresponsable y hasta un poco caótico y prefiera darle un zapallazo con rosca para que el balón caiga al área grande sin otro plan que pegarle en el codo, el culo o la nariz a cualquiera que pase por ahí… y en caso de que la suerte o Dios quieran, sea gol.Durante los segundos en que el pateador del córner decide si salir del closet y mostrarse tal cual es o reprimirse y fingir para toda su vida, en el área grande sus contrincantes y sus compañeros esperan ansiosos el envió del balón. Tan ansiosos que luego de varios córners las áreas chicas se ven inundadas por blísteres vacíos de potentes ansiolíticos y tranquilizantes. Es que sin duda la situación está revestida de una tensión extrema. Hombre contra hombre como si fuera el subte en hora pico, empujando, luchando, forcejeando… unos para que el esférico que caiga sobre ellos se vaya muy lejos del lugar y los otros haciendo lo mismo pero para que el esférico entre al arco y se decrete el gol. Eso sí, también depende del carácter del partido a jugarse que un córner tenga menos o más carga emotiva… en el caso de ser un partido amistoso probablemente en las áreas sea todo mucho más distendido y los futbolistas aprovechen ese momento del juego para cruzar comentarios con sus contrincantes del tipo de “uh, ¿así que el pibe te cumplió los 18 y ahora la obra social no te lo cubre más?” o cosas por el estilo…Pero amistoso o no, el que sufre siempre sin ningún aliciente, es el arquero. Si bien el pateador se encuentra resolviendo un dilema existencial y en el área la ansiedad corrompa el sistema nervioso de los potenciales cabeceadores, el arquero sin duda es el que más sufre. Siempre obligado a tomar decisiones sin más armas que su propia intuición, sin más elementos que su poca o mucha experiencia y con el azar resoplándole la nuca, advirtiéndole que si bien en el córner anterior la pelota le cayó en las manos, esta vez no será tan generoso y tal vez el centro se le escurra entre los dedos, o le pegue en la cabeza y entre a su propia meta. Y ahí viene la pelota… y ahí el arquero duda, piensa, trata de adivinar, se mese de un costado al otro… y tal vez se lance en loca carrera atropellando a todo el mundo confiado en que tiene la ventaja de ser el único que puede usar sus manos para atrapar el balón… o quizás prefiera quedarse quieto debajo de los tres palos, alargando la agonía y viendo como al igual que en una pesadilla todos se mueven, todos hacen y uno solo puede permanecer estático esperando el desenlace, en el caso del trastorno onírico uno siempre tiene la certeza que despertará. Pero en el caso del arquero… nadie, absolutamente nadie sabe qué es lo que puede llegar a suceder.Y sí, usted pensaba que el córner era un momento, tan solo una jugada, apenas un nimiedad en el reglamente de un juego tradicional… pero no. Un córner es mucho más de lo que usted piensa… un córner puede llegar a marcar la vida de su ejecutante y de los participantes todos. Quizás el tiro de esquina no pertenezca solo al futbol, quizás todos vivamos en un córner constante, quizás el córner es la vida misma… Nacemos, vamos al área a buscar nuestro destino… y finalmente morimos.Y bueno, ahora seguro va a salir alguno diciendo que el lateral es más difícil o que el penal es el aspecto más duro de la existencia, o que un tiro de libre indirecto es como la mismísima reencarnación… pero bueh, cada uno tiene su visión de los hechos.Eso es todo, abrazo de lateral en contra y hasta la próxima edición del “Diccionario Manual Enciclopédico Lento del Deporte”.Por Julián Marini