Cuando los eventos que hacen historia nos pasan de costado


Cuando los eventos que hacen historia nos pasan de costado

Antes de continuar con nuestro recorrido turístico y debido a la trascendencia del suceso político que ha marcado a nuestro país este 23 de Octubre de 2011, no podía dejar de hacer un paréntesis al dedicar esta columna a lo que significa para los argentinos que residimos en el exterior el hecho de pasar de costado los eventos que dejan huellas en la historia de nuestra nación.Vivimos afuera, inmersos en otra cultura, en otras tradiciones y en otra realidad, pero nos mantenemos atados a nuestras raíces y a los acontecimientos cotidianos de nuestro país a través de nuestros seres queridos, de internet y en parte, de los medios periodísticos del mundo. Sin embargo, no nos queda otra opción que confiar en lo que nos cuentan y en lo que leemos o miramos por televisión,  ya que no podemos estar ahí para vivirlo en carne propia y formar nuestra propia opinión. La visión que somos capaces de construir sobre la realidad política y social de la Argentina la formamos gracias a terceros, sean figuras físicas o materiales, y no a partir de nuestras propias experiencias y vivencias.He vivido más de un evento significativo para nuestra historia nacional desde el exterior, como el festejo del bicentenario y la muerte de Néstor Kirchner, entre muchos otros, y como periodista y ciudadana resulta angustiante la distancia. Estar lejos nos aparta y sólo nos deja el consuelo de la discusión, para bien o para mal, entre los amigos que comparten nuestra situación. La política y la religión son temas que en Francia no se discuten,  pero entre argentinos la regla es otra, se pelea y a muerte. El aspecto positivo de todo esto, es que al día siguiente volvemos a querernos, sin importar la orientación de cada uno, como si nada hubiese pasado.No me considero una persona altamente politizada ni religiosa, pero sea como sea, adhiero a la frase que escuché esta mañana de la boca de Ernestina Pais en su programa de radio “Un día perfecto”: “que Dios la ilumine”. Y de paso agrego, que lo haga en dirección al bienestar del pueblo argentino para que vivamos en paz, justicia y tranquilidad.