Cidade Maravilhosa


Cidade Maravilhosa

Pese al éxito de la intervención del ejército y la policía en el conflicto del narcotráfico en Rio de Janeiro, la situación actual en las favelas en las que por décadas no ha reinado otra ley que la de los narcos no pasa de ser una tensa calma. Con el Mundial de fútbol y los Juegos Olímpicos a la vuelta de la esquina, Dilma Roussef se enfrenta a su primera crisis antes de asumir.Río de Janeiro es una ciudad de contrastes. Entre las exclusivas playas de Ipanema atiborradas de turistas extranjeros, dispuestos a llevarse todo por delante a fuerza de euros, y los más peligrosos núcleos urbanos de los morros, hay apenas unos pocos kilómetros. Uno de los barrios donde en las últimas semanas estalló una sangrienta lucha de bandas en la que intervino la policía y hasta el ejército brasileño es el Complexo do Alemao, en la parte norte de la “cidade maravilhosa” en donde el contraste encontró su punto cúlmine: allí, durante los operativos que dejaron un saldo de 50 muertos, las fuerzas de seguridad dieron con la que sería la mansión de Luciano Martiniano Da Silva, alias “Pezao”, que contaba con pisos de porcelanatto, mesas de cristal, electrodomésticos de primera línea e infinidad de televisores LCD. Desde este palacio de lujo, uno de los narcotraficantes más buscados del país dirigía sus operaciones.El simbolismo de la bandera de Brasil y del estado de Río de Janeiro flameando en lo alto del pico Alemao no deja de ser sólo eso: un símbolo que no garantiza a nadie la ausencia de una contraofensiva sangrienta por parte de los narcotraficantes. El gobernador Sergio Cabral Filho, en el cargo desde 2006 y reelecto para un nuevo mandato en las elecciones de noviembre pasado, se impuso en ambas ocasiones haciendo gala de un discurso de mano dura contra los narcos, pero sin embargo, los resultados contradicen su retórica. Después de cada crisis, el poder de estas bandas parece crecer y todo comienza otra vez.Después de los primeros enfrentamientos el jefe de la policía militar de Río de Janeiro, el coronel Mario Sergio Duarte, había reclamado a los narcotraficantes que controlaban el Complexo do Alemao que se entreguen para evitar un baño de sangre. Sin embargo, una vez que el operativo se internó en los pasillos de la favela, prácticamente no encontraron resistencia por lo que las palabras de Duarte parecen ser a todas luces excesivas: “Vencimos. Trajimos la libertad a toda la población del Alemao”.Esta escalada de violencia en Brasil se suma al conflicto que vive México, donde más de 28 mil personas fueron asesinadas en episodios relacionados con el tráfico de drogas desde la asunción de Felipe Calderón a la presidencia en 2006, entre las que figuran alcaldes, jefes de policía y turistas extranjeros. El peligro no deja ningún sector de la sociedad fuera de su alcance por lo que a mitad de año distintas escuelas del norte del país elaboraron un “Manual y Protocolo de Seguridad Escolar”: una guía de 16 páginas que indica los pasos a seguir en caso de producirse un tiroteo.En Argentina, si bien a una escala muchísimo menor a lo ocurrido con Brasil y México, también se han producido algunos episodios de violencia íntimamente ligados con el narcotráfico. El más sonado de estos casos fue el triple crimen de General Rodríguez de agosto de 2008 en el que fueron asesinados Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina. Aunque en los primeros días de la causa se especuló con un crimen relacionado con los carteles mexicanos de la droga, hasta el momento la justicia no ha podido probar esta hipótesis. Apenas un mes antes, dos colombianos habían sido asesinados por sicarios en el estacionamiento del shopping Unicenter de Martínez, en un hecho supuestamente ligado a un cargamento de cocaína interceptado por la policía poco tiempo atrás.Brasil se prepara para ser sede de los dos eventos deportivos más importantes del mundo. En 2014 organizará por segunda vez en su historia el Campeonato del Mundo de fútbol y dos años más tarde Río de Janeiro se convertirá en la primer ciudad sudamericana en albergar los Juegos Olímpicos. Con los ojos del mundo puestos en estos acontecimientos, el gobierno de Lula deja como herencia poco deseada un conflicto que parece imposible de resolver y que la presidente electa Dilma Roussef, que asumirá su cargo el primer día de 2011, tendrá entre sus máximas prioridades.Pese a la desconfianza inicial de la mayoría de los vecinos a la invasión de la policía y el ejército, el paso de los tanques y los más de 800 soldados fue bien recibido y hasta aplaudido en varios puntos del Alemao y Vila do Cruzeiro. Mientras tanto, ajenos a los entretelones de la intervención armada, varios niños de las favelas aprovechaban el desolado panorama que presentaba la mansión del “Pezao” para darse un chapuzón en la lujosa piscina en la cuarta planta de la mansión.AutorIgnacio Genisignacio@medioslentos.com