Buscando la integridad para el futuro de Latinoamérica


Buscando la integridad para el futuro de Latinoamérica

Conversando con mis alumnos en el curso que imparto llamado “Latinoamérica, una tierra unida”, nos dimos cuenta de un aspecto que se repite una y otra vez en distintos ámbitos del acontecer latinoamericano, y es la falta de conocimiento que tenemos sobre nuestra historia.Sabemos más de la historia de Grecia que de la historia latinoamericana, de la formación europea más que de nuestros vecinos, incluso muchas veces en nuestra sociedad, vemos más gente identificándose con estilos de vida norteamericanos desconociendo absolutamente el acontecer diario de esta región.El futuro se debe enfocar en el desarrollo, en la innovación, en la tecnología y la nueva actitud de las personas, en eso estamos todos de acuerdo, pero si partimos de la base que nuestras estructuras no calzan con nuestra realidad, chocaremos una y otra vez con lo más básico e ingenuo de nuestra identidad. Querer imponer modelos europeos o norteamericanos en una sociedad que no es la misma en la que se aplicó, es como un bebé tratando de incertar un triángulo en un espacio diseñado para un cuadrado.No podemos seguir forzando modelos que no nos corresponden, tampoco significa dejarlo todo porque sería un retroceso, lo que quiero decir es que debemos adaptarnos a nuestra realidad, y para eso debemos identificarnos, saber quienes somos y de donde venimos. Darnos cuenta que tenemos más cosas en común de las que creemos, pero que las desconocemos por ignorancia, por nacionalismos añejos, por no tener clara nuestra identidad, basada en tantas mezclas que perdimos en el camino lo mejor de lo nuestro.Entender nuestra historia como algo en común nos abrirá los ojos para poder entender que hoy el mundo se vive de forma globalizada, y que los primeros que debemos tener como referentes, son nuestros países vecinos, nuestras falencias y nuestras virtudes como sociedad regional, cómo aprovechar los sistemas extranjeros a través de nuestra forma de pensar y sentir.La integración no solo debe ser entre países y culturas, sino también con su historia, con sus características más simples. Y así como alguna vez en México fue la Virgen de la Guadalupe fusionando la religión indígena con la católica, hoy podríamos llegar a otros extremos, como son las capacidades de transformación económica y política, que ha llevado estos dos últimos años a ser el eje de entendimiento europeo para poder enfrentar la crisis que allá aún golpea fuertemente, pero que en ejemplos nuestros ya habríamos superado y estabilizado, según sus mismos especialistas económicos dicen.¿Cuáles son los las características que debemos reforzar, cuáles mejorar? Esa debe ser la pregunta a la hora de adaptarnos a las nuevas exigencias globales, y no desconocer lo que somos tratando de encajar algo imposible.A través de esta reflexión podemos entender muchos de los errores que cometemos a diario como sociedad, el por qué grandes proyectos fracasan y por qué otros a los que no dábamos un peso, logran un éxito jamás pensado. Unos saben cuáles son las características de nuestro campo de juego, y otros que creen saberlo copian estrategias como la de  los españoles con el país mapuche, nunca dio ni darán resultado.Debemos fusionar nuestra forma de ser, entenderla como algo positivo sobre lo cual debemos trabajar, porque ésta es nuestra materia prima, nuestra cancha, nuestra identidad, y es la que debemos reforzar. Sobre ella debemos trabajar para ser un continente que se destaque como un complemento de países que entienden lo que son y el dónde están parados.Para lograrlo creo que es necesario, de manera firme y decidida, que sean nuestros jóvenes los que comiencen a comprender la integridad latinoamericana, y para eso debe ser la educación la que debe formar un pilar fundamental en esta tarea, y es por eso que destaco a quienes lo hacen, a quienes dan una visión íntegra de lo que somos, para así lograr mejores personas, profesionales y futuros líderes.En mi caso destaco a la Universidad Andrés Bello de Chile, quienes me permiten desarrollar este curso de formación general latinoamericana, no sólo a estudiantes humanistas, sino con mucho mayor énfasis, en los futuros ingenieros y científicos de esta sociedad, ese es el complemento que mira al futuro con intención.Mi punto de partida para ese cambio es el que ahora estoy transmitiendo a ustedes que leen, porque es lo que vamos reflexionando con mis alumnos, es el cómo debe ser nuestro futuro, el de los que aún no nos enfrentamos con nuestra realidad, los que aún fallamos porque los esquemas no calzan, y aunque lo intentemos vamos a seguir fallando en la medida que no nos demos cuenta que debemos fusionarnos, transformarnos a través de nuestra identidad, reconocernos para avanzar, tal como nos enseñaron en los colegios que los demás continentes lo hacían.Es hora de educarnos como latinoamericanos para complementar nuestros conocimientos en liderazgo, desarrollo e innovación, y así ser personajes principales en al acontecer mundial.AutorGonzalo Larenas Crichtoninfo@medioslentos.com