El antiguo arte oriental de crear figuras con la mano


El antiguo arte oriental de crear figuras con la mano

Una antigua tradición japonesa decía que si una persona hacía mil grullas usando el arte del origami los dioses harían realidad un deseo que se les pidiera. Sadako Sasaki tenía dos años cuando explotó la bomba de Hiroshima…(Leer más)

El antiguo arte oriental de crear figuras con la mano

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Una antigua tradición japonesa decía que si una persona hacía mil grullas usando el arte del origami los dioses harían realidad un deseo que se les pidiera. Sadako Sasaki tenía dos años cuando explotó la bomba de Hiroshima cerca de su casa. A los once le diagnosticaron leucemia, la enfermedad de la radiación, y un amigo le recordó esta milenaria leyenda. Así, Sadako logró hacer 644 grullas pero luego murió. Sus amigos continuaron haciendo las mil grullas y construyeron un monumento a Sadako en el Parque de la Paz de Hiroshima. Allí, cada Día de la Paz, se acercan niños de todas partes con sus grullas para pedir por el futuro del mundo.

El arte puede ser otra actividad que da placer y que no está relacionada directamente con la comida o lo gourmet. La creatividad expresada a través del origami es una forma de dejarse llevar y, cual disciplina poética, generar algo con nuestras manos. Como tendencia en estos últimos tiempos, los talleres que enseñan a hacer figuras con papel son cada vez más solicitados y ofertados en Capital Federal. “El origami puede ser utilizado simplemente como un pasatiempo placentero” nos comenta Masao, de la Escuela de Origami. “Es arte, una herramienta de expresión, creatividad e inspiración” describe Danisa Jauvel de Origamizate.

Hay una escena se repite: mujeres, maestras de nivel inicial y de primaria, fanáticos de la cultura japonesa y personas interesadas en la decoración y ambientación de interiores se juntan una vez por semana a crear formas utilizando un arte milenario. Como es divertido, ejercita la habilidad para hacer manualidades y sirve como desestresante, muchas personas encuentran en esta práctica una forma de salir del ritmo vertiginoso de la ciudad.

¿Cómo se enseña? “Dentro de un marco lúdico vamos incorporando la técnica del origami, el plegado del papel, los diferentes estilos y aplicaciones y la lectura de diagramas, mientras vamos avanzando en la complejidad de las diferentes figuras. Todo esto sin perder de vista que el objetivo principal el incorporar conocimientos a través del disfrute” explica Danisa. “Generalmente se enseña de lo más simple a lo más complejo. Cada alumno puede armar su propio camino en función de sus intereses y del amplio universo de figuras que tiene el origami” nos dice Masao. Y agrega: “Tenemos cursos ya armados en los que la dinámica está ajustada para que el aprendizaje resulte ameno y progresivo a la vez que se adquieren las herramientas para seguir aprendiendo por cuenta propia”.

La palabra origami proviene de dos vocablos japoneses: “oru”, que significa plegar, y “kami”, que designa al papel. Según la cultura oriental este arte le exige al que lo práctica (y le otorga también) perseverancia y tranquilidad. Es utilizado como una terapia basada en la utilización de lo manual. Existen varias clases de origami: los tradicionales, los que tienen movimiento, los plegados modulares (Kosudama) y los teselados (sirven para cubrir una superficie plana sin dejar blancos), entre otros.

En principio, esta actividad milenaria tuvo un sentido simbólico-religioso. Se entregaban figuras de grullas, cajitas en las que se guardaban alimentos y guerreros en ceremonias tradicionales. Estas ofrendas eran llamadas noshis y fueron la base para los primeros diagramas de origami. Los papeles usados eran de fibra vegetal y luego se fueron haciendo más sofisticados: con colores y diferentes dibujos.

Con el tiempo el origami fue pensado como un arte educativo. El pedagogo alemán Friedrich Fröbel articuló su concepto de jardín de infantes, donde lo lúdico es fundamental para entender las relaciones humanas, y la familia con el origami como herramienta práctica para enseñar a través del movimiento del cuerpo.

“Particularmente en los niños, la práctica del origami tiene muchos beneficios. Dado que tiene diferentes niveles de complejidad, todos pueden encontrar un hacer que resulte acorde a sus habilidades” comenta Masao, de la Escuela de Origami. Y agrega: “La práctica mejora la capacidad de concentración, la autoestima, alienta a la iniciativa a la hora de resolver problemas y fomenta el trabajo cooperativo cuando se practica en grupo”. Denisa nos explica como manejan la enseñanza en niños: “En los talleres de Origamizate tenemos un tiempo de encuentro, de intercambio, contacto, selección y elección de materiales, tiempo de creación y construcción. Con el origami desarrollamos la paciencia, la motricidad fina, la capacidad para superar obstáculos aportando confianza y bienestar”. Y agrega: “Es también una excelente oportunidad para descubrir que el arte y su realización está al alcance de todos”.

En la actualidad este arte es utilizado para enseñar la geografía desde la praxis y estudiado por las disciplinas matemáticas por su apelación a cálculos relacionados con la simetría. Hasta es utilizado para hacer teoremas geométricos. Todo un desafío para las manos, el intelecto y el espíritu.

Autor Ayelén Cisneros

ayelen@medioslentos.com