Costado gourmet de Tristán Bauer


Costado gourmet de Tristán Bauer

¿Qué recordás de los olores y sabores de la infancia?En primera instancia se me ocurren los de mi primera niñez, en Mar del Plata, donde nací.  A nosotros nos crió una especie de tía, que trabajaba en casa, Rosita, que siempre nos hacía la comida. Somos once hermanos, pero más que nada nos crió a los más grandes: Matías, Gabriela y yo. Me acuerdo de la leche de campo, que estaba muy presente en todas las comidas. También  de un bosque de castaños y del dulce de castaña que hacía Rosita, como una cosa muy llamativa, un recuerdo muy vívido y muy hermoso. ¿Te das algún gusto?No soy  mucho de festejar, pero sí me gusta mucho el vino, celebrar la amistad con él. De vez en cuando nos reunimos y el vino está muy presente.  También, me gusta el ron añejo, sobre todo cuando voy a Cuba. Disfruto cerrar el día en La Habana, ahí cerca del Malecón, con un ron añejo. Mis amigos me lo traen de distintas partes del mundo: de Venezuela, de Nicaragua, o también el “Flor de Caña”, que es uno de mis rones predilectos.  Esos dos sabores sí están presentes, no como festejo, porque a mí me gusta más la palabra celebración o la palabra encuentro. No tengo la virtud de cocinar, pero sí hago asados muy buenos  los fines de semana, a donde me gusta encontrarme con amigos, con mis hermanos, con los nuevos hermanos, como el doctor Prina, o con mis cuñados.¿Te gusta fumar habanos como lo hacía el Che?Sí, claro, pero lamentablemente no fumo más. Me encantaría poder fumar un habano a la noche o los fines de semana, pero el habano me lleva hacia el cigarrillo, y hace un año me propuse dejar de fumar definitivamente. De todas formas añoro tremendamente eso de fumar un habano y sé, y me consta, que al Che le gustaba mucho también fumarse su puro.AutorLuciana Mazza Toimilluciana@medioslentos.com