Claudio Yamposky: “El ‘valor vida’ ha dejado de ser el más importante para buena parte de la sociedad”


95-nota-claudio“Estoy convencido que aquellos que hemos accedido a puestos de importancia en nuestra especialidad tenemos la responsabilidad de contribuir a lograr una excelente medicina para beneficio de la comunidad”, cuenta Claudio Yamposky, reconocido neurocirujano, miembro del Comité Administrativo de la Federación Latinoamericana de Sociedades de Neurocirugía (FLANC) y Miembro del Comité de Nominaciones de la Federación Mundial de Sociedades de Neurocirugía (WFNS).

Yamposky realizó sus estudios de posgrado en Francia y esa experiencia le sirvió para abrir su cabeza y entender la medicina desde otro lugar. La inclusión de los jóvenes, sus inicios, sus pensamientos y las sensaciones que se viven en un quirófano, las compartió con Medios Lentos y nosotros, las compartimos con vos.

¿Por qué decidiste estudiar medicina, y más precisamente neurocirugía?
Desde pequeño me interesé por la medicina ya que entendía que me permitiría cumplir con una tarea de importancia social para ayudar a las personas. Seguramente que percibí la importante consideración social que, en la época de mi infancia y adolescencia, existía con la profesión médica y ello me motivó aún más.

Ya ingresado en la Facultad de Medicina en la Universidad de Buenos Aires me sentí intelectualmente atraído por las neurociencias en todas las materias de la carrera (neuroanatomía, neurofisiología, neuropatología, neurología, psiquiatría y neurocirugía). Sentí como un desafío tratar de entender algo más acerca del funcionamiento cerebral y la neurocirugía me permitiría tener un rol activo no sólo para investigar y enseñar sino también para intervenir en forma activa en diversas afecciones neurológicas e intentar curarlas o modificar la evolución de la enfermedad.

¿Cuáles son los pros y contras de esta profesión?
Sin duda que las ventajas superan ampliamente a las contras ya que tenemos una posibilidad única y extraordinaria de lograr con nuestra profesión ayudar a la gente, salvar vidas, curar enfermedades y acompañar y hacer más agradable la vida para aquellos que sufren enfermedades crónicas o transitan por los últimos momentos de sus vidas.

Naturalmente que hay contras y no podemos negar que en una sociedad extremadamente mercantilizada el “valor vida» ha dejado de ser el más importante para buena parte de la sociedad y hoy es secundario al “valor dinero».  En ese sentido, es el mercado quien pretende definir estándares en la atención médica y los médicos asistenciales hemos perdido credibilidad social.

¿Qué anécdota de la profesión tenés presente?
Varias, pero recuerdo en una ocasión que operé a un paciente por una enfermedad vascular cerebral de urgencia. Evolucionó muy bien y, al año, su madre tuvo un problema similar por el cual la operé y al otro año le tocó a una hermana. Todos evolucionaron muy bien y quedamos con una estrecha relación. Sin embargo, tengo que insistirle que no siga pidiéndole a todos sus conocidos que me vean para hacerse estudios, ya que está convencido que debo tratarlos a todos.

¿Cómo es estar dentro de un quirófano?
El quirófano es un lugar especial para todos aquellos que ejercemos la medicina en ramas quirúrgicas. Es el ambiente en donde desarrollamos una buena parte de nuestras tareas asistenciales y en donde nos encontramos cómodos y confiados para asistir a nuestros pacientes. El quirófano es como un reloj de alta precisión, en donde cada una de las piezas que lo componen son necesarias para que éste funcione perfectamente.  De manera que todo el personal profesional, de asistencia y médico, trabajamos en forma conjunta y armónica para lograr el mejor resultado en cada una de nuestras cirugías.

Alguna vez has vivido y ejercido en otro país, ¿cómo fue esa experiencia?
He tenido la suerte de vivir y trabajar durante más de dos años en Paris como parte de mi formación de posgrado. La experiencia me ha marcado clara y definitivamente en mi vida profesional. Viajé a Paris a trabajar con unas becas otorgadas por la Assistance Publique de Paris, en el Hospital Henri Mondor.  Allí tuve la oportunidad de adquirir nuevos conocimientos en mi especialidad y entender una visión distinta de nuestra práctica médica.  La experiencia de la formación en otros países con otra cultura, experiencia y tecnología es aún hoy mandataria en todos los programas de formación de jóvenes profesionales médicos aquí y en todo el mundo.

Posteriormente tuve la oportunidad de visitar diferentes hospitales en el mundo y realizar cursos y entrenamientos. En mi caso particular, además de la enriquecedora experiencia profesional, tuve una extraordinaria vivencia personal y humana que me permitió ser un mejor médico y, sobre todo, intentar ser una mejor persona.

¿Qué ves de arte en la neurocirugía?
La medicina como ciencia se basa en conocimientos concretos y cada día aplicamos más el concepto de medicina basada en evidencia científica. Es decir que, las conductas o tratamientos que efectuamos a nuestros pacientes, tienen que tener una justificación y deben ser mensurables y no sólo una buena voluntad empírica del médico tratante. Sin embargo, en nuestra especialidad existe lugar también para la creación y esto puede ocurrir en el curso de un procedimiento quirúrgico durante el cual nos podemos ver en la situación de desarrollar alguna estrategia novedosa para resolver un problema. Probablemente, frente a estas situaciones es donde nuestra especialidad puede tener un componente de arte. Pero como regla general, el camino para ser un mejor profesional es estudiar, trabajar y aplicar estos conocimientos para beneficio de nuestros pacientes.

¿Cómo viviste el hecho de que te hayan elegido miembro del Comité Administrativo de la federación Latinoamericana de Sociedades de Neurocirugía (FLANC) y Miembro del Comité de Nominaciones de la Federación Mundial de Sociedades de Neurocirugía (WFNS)?
Respecto a mi actividad Societaria en las Sociedades Científicas, la misma comenzó hace ya muchos años. Estoy convencido que aquellos que hemos accedido a puestos de importancia en nuestra especialidad tenemos la responsabilidad de contribuir a lograr una excelente medicina para beneficio de la comunidad.  En ese sentido tenemos que proveer los instrumentos para una mejor formación y capacitación de nuestros jóvenes profesionales. La Sociedades Científicas tienen esta misión.

Durante mi larga trayectoria en la Federación Latinoamericana de Sociedades de Neurocirugía (FLANC) he colaborado en el diseño de diversos programas de entrenamiento y educación de neurocirujanos. Actualmente, tengo el honor de haber sido elegido por mis colegas como Secretario General de la FLANC.  Esta nueva directiva está decidida a trabajar intensamente por mejorar la calidad de la neurocirugía en nuestro continente apoyando a los jóvenes  y particularmente aquellos que habitan en regiones menos favorecidas. Para ello estamos firmando convenios de cooperación con sociedades en otros lugares del mundo para compartir conocimientos e intercambiar neurocirujanos en formación.

Respecto a la Federación Mundial (WFNS) he sido designado para nominar a las próximas autoridades.  Esta Federación también apoya mediante diversos programas de educación a los neurocirujanos de países menos favorecidos. En todos los casos nuestro objetivo es que todos los pacientes del mundo, independientemente de su lugar de residencia y condición social, tengan acceso a la mejor medicina y a los mejores tratamientos existentes.

Cuestionario de Pivot

¿Qué sonido te gusta?
La risa de mi hija Paloma.

¿Qué sonido no te gusta para nada?
La sirena de los bomberos

¿Cuál es tu palabra favorita?
Puedo

¿Y la que no te gusta para nada?
No

¿Crees en Dios?
No

¿En qué sos medio lento?
En expresar mis sentimientos

Si no tuvieras esta profesión, ¿qué otra hubieses ejercido?
Es difícil imaginarse en otro lugar después de tantos años, pero creo que me hubiera gustado alguna actividad relacionado con la literatura, el arte. Probablemente escribir.