¡Usted abuse Maria, abuse!


¡Usted abuse Maria, abuse!

Maria Creuza ingresó al escenario tímida y sonriente, tomó el micrófono y manifestó: «A esta noche mágica la voy a recordar el resto de mi vida porque sé que Vinicius está con nosotros», y a continuación aguardó unos segudos en silencio evidentemente emocionada.La sala quedó a oscuras y una luz tenue iluminó una pequeña mesa con un vaso de whisky. A casi 40 años después del primer concierto del ciclo histórico en La Fusa, Vinicius de Moraes estuvo una vez más al lado de su favorita: Maria Creuza. En el concierto del viernes llevó unos tacos de más de 10 centímetros negros, como el resto de su atuendo, con excepción de la flor roja que tenía en el pelo.Con Chega de saudade y Garota de Ipanema, dos himnos de la bossa nova, la bahiana empezó su show en Punta del Este, el lugar donde su carrera despegó de la mano de Vinicius en 1970. El poeta y compositor murió 10 años después, pero ella quedó ligada a él de por vida.El público agotó las entradas del viernes y sábado en el teatro de la Galería Sagasti. Si bien sobre el escenario ya no estaba la morocha exótica de aquellos tiempos, Creuza demostró que conservaba el carisma y, lo que es más importante, esa voz «caliente» y «sencilla» que enamoró a Vinicius.Ni el mix de los clásicos Amor em paz con Aguas de março o la canción dedicada a la capoeira, Berimbau-Consolação, lograron lo que pudo Samba em prelúdio: fue tal la fascinación que provocó Maria Creuza cantando las primeras estrofas a capela, que nadie coreó con ella. Cuando los cuatro músicos que la acompañaban empezaron a tocar, quedó en claro que no era por desconocer la letra.Esta romántica bossa de Vinicius y el guitarrista Baden Powell fue la que Maria Creuza eligió el día que se probó en la casa del poeta carioca para cantarla también a capela.A medida que pasaban las horas,el público se fue animando a cantar más alto, hasta que al final ya le gritaban piropos y pedían temas. El más coreado fue Você abusou, escrita por su ex marido, Antonio Carlos. La bahiana aprovechó al máximo el formato íntimo de la sala mirando a los ojos al público de las primeras filas. Emocinada hasta las lágrimas, en varias ocaciones pidió disculpas por ello durante el concierto pero los espectadores comprendieron que tanto ella como ellos estaban haciendo historia, una noche especial, mágica, bella, única como Maria Creuza. Por Luciana Mazza Toimil