Onda verde


Onda verde

El vegetarianismo, así como el psicoanálisis y el budismo, solían ser temas protagonistas de las confesiones de numerosos artistas que habían intentado mostrar como transformaron sus vidas. De esa forma, las culturas orientales se han convertido en fuente de inspiración para muchos aspectos de la vida occidental y, de sobremanera, en los tipos de alimentación. Si a eso le sumamos, una expansión de los comercios gastronómicos y la búsqueda de lo natural frente al smog de la ciudad, da como resultado, la comida veggie.A continuación, una guía básica para entender las distintas formas de vegetarianismo, restaurantes donde poder ir a degustarlo y la experiencia en primera persona de una vegana confesa. Formas de ser veggieAntes de adentrarnos pura y exclusivamente en lo que nos interesa, que son los platos de comida, se debe definir qué es comer sano y para quién lo es. Hay varios estilos de comida natural, entre ellos están el ovolactovegetarianismo, el veganismo, la comida macrobiótica, la raw food y la comida ayurvédica.La persona ovolactovegetariana es el clásico vegetariano, cuya alimentación es de todo tipo de comidas excepto las carnes rojas y blancas, es decir, aquellas en las que no haya muerto un animal para su preparación. Esta forma de comer permite derivados de animales como huevos y lácteos. Además, es la elección de comida natural más fácil de encontrar en los restaurantes porteños, ya que es posible, la mayoría de las veces, conseguir un plato vegetariano (comúnmente, milanesas de soja o de berenjena y ensaladas).Ser vegano, a diferencia del vegetariano clásico, implica más cosas. Es un estilo de vida que intenta, según los que la practican, no explotar ni dañar a los animales. Entonces, no sólo se deja de comer carnes sino que también de tomar leche, consumir huevos, quesos y otros derivados que tengan ingredientes animales, como la grasa. Y no se queda ahí, se deja de usar el cuero del animal para vestirse y se está en contra de la caza, la pesca, las corridas de toros, los zoológicos y los testeos de productos en animales.Madonna hizo pública una forma de comida llamada “macrobiótica”, que está basada en el principio japonés del “Ying y el Yang”, e intenta equilibrar emociones con la alimentación. ¿Cómo? El macrobiótico come de todo, carnes incluidas –pescados blancos, por ejemplo- pero dentro de unos límites: nada tiene que ser extremo, ni muy Yang (lácteos, azúcares) ni muy Yin (carnes). Siempre equilibrado, evitando el café, el alcohol, las carnes rojas y los ingredientes refinados, como las harinas y azúcares. Esta filosofía también relaciona las emociones negativas con un mal funcionamiento del organismo, entonces al mejorar cada órgano, el estado anímico se va regulando.Raw Food significa “comida cruda”, y como indica su traducción, se trata de una corriente vegetariana que no cocina los alimentos ni los somete a procesos industriales. Tampoco utilizan nada que haya tenido ojos, y para la cocción se acude a las técnicas de fermentación, molido y deshidratación. Las personas que siguen este tipo de dietas las recomiendan porque no se consumen los nutrientes bajo la cocción y se obtiene la energía de la comida rápidamente. Sumado a esto, ayuda a regular la función intestinal y nutre uñas y pelo.La ciencia médica hindú y milenaria llamada “ayurvédica” habla de tres perfiles o doshas -combinaciones de elementos como éter, aire, tierra y agua- que permiten descifrar el carácter de la salud de una persona con sus susceptibilidades y fortalezas. Estos tipos son: Vata, que es la persona inestable y delgada; Pitta, que es el ser moderado y Kapha, que es el individuo relajado y obeso. Para cada perfil hay un tipo de alimentación que lo complementa. Como esta cultura es de la India, la carne es contemplada en la dieta.A dónde ir a comerEn Capital hay variedad de locales vegetarianos que incluyen platos veganos en sus menús, macrobióticos, de comida ayurvédica y de raw food. “Buenos Aires verde” : tiene un menú del día que puede ser guiso de lentejas o risotto de arroz yamani  y que sale $29. Son platos abundantes, para compartir. También hay comida cruda, como conitos de alga nori rellenos de vegetales a $29 ó curry de vegetales a $40. El precio promedio de una comida por persona es de $50. (Gorriti 5657, abierto de lunes a sábados, de 9 a 24 hs). “Krishna Veggie Lunch” : hace comida lactovegetariana y sus platos típicos recomendados son las pácoras –buñuelos rebozados de harina blanca y de garbanzo -, remolachas con yogurt y arroz con jenjibre. Hay opciones veganas y el precio promedio por persona es de $30. (Malabia 1833, abierto de martes a domingo, del mediodía al cierre). “Abuela Pan” : es un local de comida ovolactovegetariana en pleno San Telmo. Tiene un menú de $23 que puede ser milanesas de soja caseras, pastas rellenas ó risottos, siempre acompañados de  pan integral. Tienen delivery. (Bolivar 707, abierto al mediodía). “Tulasi” : elabora comidas hindúes ayúrvedicas y los platos pueden ser albóndigas vegetarianas con curry, garbanzos salteados con un fondo de cocción de tomates y condimentos ó las clásicas pácoras rebozadas. Tienen delivery y el precio promedio por persona es de $21. (Marcelo T. de Alvear 628, local 28, de lunes a viernes de 9 a 19 hs y sábados de 10 a 15 hs). “Verde Llama”: es un local de comida vegetariana con opción de Raw Food. Hay ensaladas de cuatro sabores a $20, arroz saborizado con verduras a $15 y guiso de campo a $18. El precio promedio de un almuerzo por persona es de $40. (Jorge Newbery 3623, de lunes a domingos al mediodía y tarde y de miércoles a sábados de noche). “Pura vida”: es un juicebar famoso por sus jugos de frutas y porque tiene una sucursal en Microcentro, donde los oficinistas pueden consumir comida naturista. Los licuados y jugos van de los $12 a $15 y los más pedidos son el de naranja y jugos rojos, el de maracuyá con naranja y el de banana y mandarina. También hay wraps (o sándwiches) como el “de la casa”, que lleva lechuga, tomate, palta, zanahoria, aceitunas y brotes de alfalfa a $20. El precio promedio por persona es de $35 y hay delivery. (Sucursal Microcentro: Reconquista 516, de lunes a viernes de 8.30 a 19 hs. Sucursal Recoleta: Uriburu 1489, de lunes a sábados de 10 a 22 hs). “Los Sabios”: es un tenedor libre vegetariano- macrobiótico en Almagro, donde también se vende la comida por kilo para llevar. Hay entradas de todo tipo de verduras, y variedad de platos calientes como arroz yamani con verduras, guisos de soja texturizada, milanesas de soja y de berenjenas, chaw mien (fideos de arroz), sushi vegetariano o souffles de zanahoria. También hay postres de todo tipo y el imperdible es el lemon pie (vigilado celosamente por los dueños). Los precios del tenedor varían según sea mediodía de lunes a jueves ($17) ó mediodía de jueves a domingo ($25) y las cenas salen $27. No incluyen bebidas. (Av. Corrientes 3733, de lunes a domingo mediodía y cena) Yo, vegana “Mi motivación por hacerme vegana provenía del razonamiento de que no sólo amo a los animales si no que los respeto y justamente de ahí parte el veganismo, del respeto hacia el otro, hacia un hermano animal. Siempre fui fiel a una frase y la adopto como filosofía de vida: no hagas a los demás lo que no te gustaría que te hagan a vos» comenta Lucía Santa Cruz, una periodista y estudiante de comunicación vegana que cuenta su experiencia de no comer nada animal.Comenzó siendo ovolactovegetariana a los 12 años. Amaba a los animales y un día se dio cuenta que para ella no estaba bien comerlos: “Asocié que una vaca, un pollo o un pescado eran animales también y que como tales eran igual a los perros ó gatos, por los que yo lloraba cuando veía heridos o muertos”.Pero la decisión de dejar de consumir cualquier cosa que haya producido sufrimiento en un animal llegó cuando se mudó de su pueblo en la provincia de Buenos Aires a la Capital. “Cuando me vine a Buenos Aires tenía la necesidad de conocer a personas que pensaran como yo y lo hice a través de Internet. Conocí a un grupo que hacía actividades en pos de la liberación animal y fui leyendo varias cosas,  en ese momento ya había dejado de comer huevos, usar cosas de curso y lana pero desconocía otras cosas” describe Lucía. Y agrega: “Estuve leyendo sobre la leche y me quedé con una frase: leche, carne líquida.  En diciembre del 2003 dejé de consumir leche.”No todo es color de rosas en la vida de un vegano, sobre todo a la hora de almorzar o cenar con otras personas. “Todos los viernes vamos a comer con mis compañeros de trabajo a una pizzería, y yo pido fainá y ensalada o pizza de cebolla. No suelo morir de hambre, siempre me las rebusco, pero es difícil y más caro”, narra la periodista. Ella asegura nunca haberse enfermado a causa de su alimentación:“Jamás tuve anemia, ni ningún problema de salud por ser vegana, pero me ha pasado de ir a algún médico y que me pregunte si sigo alguna dieta y luego me discuta”.Lucía cocina mucho, ya que al ser vegana hay pocas posibilidades de recurrir a un delivery o comprar comida hecha. Sin embargo, asegura que la comida vegana puede ser rica y para ello nos deleita con una receta que ella misma creó para hacer tortas caseras sin usar ingredientes animales: “Pones azúcar abundante en un bol, luego le agregás aceite y lo mezclas. Después le agregás ralladura de naranja y si querés le podés poner leche de soja o jugo de naranja, y si no tenés eso, simplemente agua. A esa mezcla le agregás harina leudante ó harina de soja, le sumas germen de trigo y polvo para hornear y mezclás. Lo metes al horno en un molde aceitado y enharinado y en minutos tenés una super torta”.Las críticas a los estilos vegetarianos existen desde diferentes ramas de la medicina y lo recomendable siempre es hacerse un chequeo con un médico antes de comenzar cualquier dieta o estilo de alimentación. Así se sea veggie, omnívoro o carnívoro, nunca está de más.Ayelen Cisnerosinfo@medioslentos.com